La acción transcurre en la provincia del Chaco, en 1929. Un tren avanza cargado de hombres y mujeres que buscan trabajo cosechando algodón en las modestas chacras de colonos inmigrantes. Estos, a su vez, no son dueños de la tierra que trabajan y viven pendientes de los precios que paga el monopolio, por lo que la confrontación es inevitable. El film condensa en una gran huelga las varias que se produjeron durante ese período y que fueron brutalmente reprimidas por la policía y el ejército. Como en Las aguas bajan turbias y Las tierras blancas, del Carril insiste en la necesidad de la unión sindical de los trabajadores como única estrategia posible contra la explotación. Ningún otro realizador del período clásico del cine argentino prestó tanta y tan recurrente atención a estos conflictos sociales y no resulta sorprendente, en consecuencia, el poco interés que hubo durante años por su obra. Con su fotografía en colores y pantalla ancha, Esta tierra es mía posee la potencia formal que necesita la épica de su tema. Por encima de la relevancia circunstancial de tal o cual personaje, está claro que su protagonismo es colectivo y que la causa conjunta de esos “hombres de la tierra” es más importante que las disputas individuales.
Los negativos de este film se encontraban perdidos hasta que en 2015 fueron hallados en la colección del empresario Alberto González, vuelta accesible por su familia. Una copia nueva en 35mm. fue realizada a partir de allí por gentileza del laboratorio Cinecolor.
ESTA TIERRA ES MÍA (Argentina-1961) de Hugo del Carril, c/ Hugo del Carril, Mario Soffici, Nelly Meden, Ricardo Castro Ríos, Gloria Ferrándiz, Carlitos Olivieri, César Tiempo, Raúl del Valle. 100’.