Las protagonistas de este film son Wanda, Paola, Killy, Paloma, Daiana y Zaira, todas ellas pertenecientes a los pueblos originarios, todas ellas travestis que viven dentro de sus comunidades en el interior de la provincia de Salta. Guaraníes, tapiete, tupí-guaraní, chiriguano, chorote, churupí, chaní son pueblos que han quedado olvidados en nuestros manuales de historia oficial pero que, a pesar de esa postergación, reconocen con orgullo la riqueza multicultural y multilingüe con la que han sido amamantados, guiados y formados para resistir incluso a la amnesia de los órdenes dominantes. En este entramado de identidades, el género está definido por la etnia, pero la irrupción de estas identidades de género que se reconocen como parte de los pueblos originarios vienen a encarnar otro modo de ser indígena: ellas definen y redefinen al pueblo al que pertenecen desde sus cuerpos y su forma de estar en el mundo. En esta doble reafirmación de identidad, nuestras protagonistas son retratadas por una cámara que las espera en sus palabras, sus dudas, y que también las acompaña en sus deseos de exilio, en sus fantasías de reconocimiento y en sus alegatos de coraje y autodeterminación. Travesti originaria se convierte en este film en una sinonimia de resistencia. Texto de Albertina Carri.
Ficha técnica
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Tacos altos en el barro (Argentina, 2014. 80’), de Rolando Pardo