Según el historiador Georges Sadoul, Eisenstein comenzó este film tras el estreno de El acorazado Potemkin (1925), pero debió interrumpir su realización para hacer Octubre (1928). La idea era contar el proceso de colectivización de la tierra, en una época en que éste estaba lejos de haberse realizado a gran escala. Fue empresa difícil para un hombre de la ciudad anticipar lo que habría de ser la vida del campo y, por una vez, la masa debió ceder su puesto a algunos protagonistas individuales. Eisenstein eligió a una joven aldeana, Marfa Lapkina, que nada sabía de cine o teatro, para el papel de la protagonista y rechazó casi por completo la filmación en estudios y los decorados artificiales. Fue exhibido por el Cine Club en calidad de preestreno en Argentina, para inaugurar su tercera y última temporada.
Lo viejo y lo nuevo (Staroye i novoye, 1929) de Sergei Eisenstein, c/Marfa Lapkina, M. Ivanin, Konstantin Vasilyev, Vasili Buzenkov, Nejnikov. 110’ aprox.