Con independencia de las ideas de la autora Ayn Rand, que está tristemente de moda, el director se las arregló para hacer uno de sus mejores melodramas, aprovechando al máximo la violencia emocional de las situaciones planteadas por la autora. El hecho de que su protagonista sea un arquitecto de vanguardia le permitió, además, volcar su estilo abiertamente hacia el expresionismo con la ayuda del eminente fotógrafo Robert Burks y del diseñador Edward Carrere.
Uno contra todos (The Fountainhead, EUA-1948) de King Vidor, c/Gary Cooper, Patricia Neal, Raymond Massey, Ray Collins. 114’.