Un hombre sale de la cárcel decidido a hacer lo posible para recuperar a su familia y ajustar algunas cuentas pendientes. Caetano demostró aquí que un film argentino contemporáneo puede manejarse cómodamente en los parámetros del género policial, sin acatar convenciones ajenas. Lo esencial se resuelve en las caracterizaciones, los afectos esenciales, las miradas y un paisaje suburbano que aparece magistralmente integrado al drama.
Un oso rojo (Argentina, 2002) de Adrián Caetano, c/Julio Chávez, Soledad Villamil, Luis Machin, Agostina Lage, Enrique Liporace, René Lavand. 94’.