Tras Diario de un ladrón, la única novela que escribió luego de sus días penitenciarios, Jean Genet se volvió a encerrar en una cárcel de ficción para rodar la que sería, por desgracia, su única película como director. Genet hace de Un chant d'amour –obra hermanada con sus novelas casi autobiográficas sobre la marginalidad– una canción anarquista que homologa las flores con los presidiarios. Cerca del homoerotismo onírico y la vanguardia experimental de Jean Cocteau y Kenneth Anger, Genet crea una de las primeras películas con un deseo explícito fuera de la hegemonía sexual. Menospreciada por cierta intelectualidad y por el espectador voyeur, según el historiador Richard Dyer la película se sitúa en una encrucijada: es demasiado porno para ser artística, y demasiado artística para ser porno. Considerada una obra maldita, fue prohibida en muchos países, e incluso hubo casos en los que los exhibidores fueron arrestados, cerrando el círculo carcelario tramado por Genet. Texto de Diego Trerotola.
Se proyectará junto al cortometraje El sitio entre nuestros cuerpos, de Michael Wallin.
Un chant d'amour (Francia, 1950), de Jean Genet. 26'