Marcelo se siente disminuido ante su padre estanciero, que está inquieto porque su hijo no le salga maricón y le compra revistas porno. Celia, la novia del padre, lo introduce en el mundo de los jóvenes de Recoleta, donde Marcelo espera iniciarse en los secretos de la vida. El líder de los jóvenes responde al nombre de Todo y vive en Lugano, trata a Marcelo como a una mujer y quiere iniciarlo en las drogas y el goce de los cuerpos. Nada de esto sucede y la película toma un giro fantástico; recordemos que todavía estamos en épocas de la dictadura. Jóvenes que fumaban marihuana, abocados al levante callejero y las fiestas clandestinas, bordeaban lo escandaloso, algo en lo que su director se regodeaba de ser especialista. Pero, lejos de ser aplaudida por su osadía, ¿Somos? fulminó el prestigio que aún le quedaba a Christensen. Arrastraba consigo la retórica de los años 40, horriblemente desfasada ante la modernidad que pretendía abrazar, y así daba a luz un ejemplo de la más perfecta comedia involuntaria. Las pocas veces que los diálogos sonaban bien era cuando aparecía Olga Zubarry, exponente aislado de actuación clásica en un elenco sacado de la tele. Ahora que los jóvenes de los 80 han quedado tan anticuados como entonces los de los 40, este contraste se ha vuelto más irrelevante; nos quedan una serie de escenas hilarantes y el retrato de una ciudad que empezaba a quitarse de encima las represiones y miraba con ganas, desde el clóset, la libertad. Texto de Goyo Anchou.
Somos...? (Argentina-1982) de Carlos Hugo Christensen, c/Jorge Martínez, Silvia Kutica, Olga Zubarry, Elvia Andreoli, Jorge Sassi, Nicolás Frei, Sandra Ballesteros, Amalia Bernabé. 92’.