¡Splash!
Películas con agua
Del 7 de junio al 1 de julio
Programación y textos: Marina Yuszczuk
Si uno se fija bien, es posible que todas las películas tengan algo de agua. No tanto porque los personajes la tomen, no (el cine suele privilegiar otras bebidas más fotogénicas, y en este punto la transparencia no ayuda). Más bien porque aparece rodeando los cuerpos en duchas y bañaderas, piletas, estanques, o marcando el carácter de una escena bajo la forma de una playa o un río que se agitan al fondo de un plano, o porque cae de pronto como tormenta y da lugar a climas que siempre son mucho más que una cuestión meteorológica. Es que en la pantalla la materia se vuelve elocuente, despierta sensaciones en el cuerpo del espectador y le da forma a eso que nos envuelve en una oleada de percepciones: el cine como experiencia física.
Tomando como eje esa materia palpable y fluida que es el agua se podría imaginar un recorrido lleno de afluentes que nos permita acceder a las películas de modo lateral, desde lugares imprevistos. En ese viaje nos cruzaríamos a Buster Keaton tratando de aprender a manejar un barco -y cayéndose al agua, por supuesto- o veríamos zarpar una expedición que cruza los océanos para buscar a una criatura legendaria llamada Kong mientras en otros mares una embarcación va perdiendo a sus tripulantes por una misteriosa plaga que lleva el nombre de Nosferatu.
Esto que empieza como un hilito se convertiría rápidamente en una marejada de imágenes que incluye a Gene Kelly cerrando un paraguas, a Marilyn en malla en las costas de Florida y a John Wayne jugando una carrera a nado, a una chica que se mete en la ducha relajada sin saber que la acecha un psicópata o a otra que flota tranquila en el océano mientras una toma desde abajo y una música amenazante nos indican que la ronda otro tipo de peligro, uno que tiene en el lomo una aleta. Encontraríamos películas que se abren en el mar, como La strada, Moonfleet y Yo caminé con un zombie, películas que terminan en el mar –la más icónica, Los 400 golpes, pero también Bésame mortalmente o Historia de locura común-, películas con barcos que buscan aventuras o llevan a parejas de enamorados que sueltan amarras y flotan para aislarse del mundo, películas tétricas y divertidas en las que el agua transporta un virus mortal como The crazies de George Romero, o contiene criaturas caníbales mucho más inquietantes cuanto más se ocultan debajo de una superficie que parece mansa. El agua aparecería muchas veces como parte de un mundo primitivo –sobre todo en las tantas historias ubicadas en las islas del Pacífico- y otras como soporte de virus desarrollados como armas o peces hipertecnologizados como las pirañas de Joe Dante, y nos permitiría encontrar relaciones imprevistas, filtraciones y goteras entre, por ejemplo, El viejo y el mar de John Sturges y Agua de Verónica Chen, películas donde los hombres se prueban a sí mismos en el agua, de cara al fracaso. Y en muchas ocasiones se nos ofrecería como material simbólico y metafórico, transparente y enigmático a la vez, mientras que otras sería pura delicia fotografiada en blanco y negro o en azules que rompen contra la pantalla para mojarla de texturas.
Terror con agua, melodramas con agua, aventuras con agua, suspenso con agua, comedias con agua (y, fundamental, erotismo con agua, ¿porque si no de qué se trata todo esto?), son cosas que estuvimos viendo toda la vida y acaso este ciclo sea también –lo es- una excusa para volver a ver esas mismas películas como si todavía no las hubiéramos visto, con los ojos abiertos a un material inagotablemente significativo en la medida en que es fluido y maleable, con usos y sentidos que no dejan de derramarse y siguen goteando después en la memoria. Y para verlas como cada uno prefiera, con o sin paraguas.
Marina Yuszczuk
Viernes 8
24:00
Piraña (Piranha, EUA-1978) de Joe Dante, c/Bradford Dillman, Heather Menzies, Kevin McCarthy, Barbara Steele. 94’.
Recién salido de la “escuela” de Corman, donde aprendió los secretos de hacer mucho con poco, y pocos años después de Tiburón, hit del terror submarino de Spielberg, Joe Dante encauzó las dos corrientes en un río infectado de pequeños monstruos de laboratorio genéticamente modificados. Pero si en Spielberg el tiburón asesino era el mal, la película de Dante hace un cambio de tono drástico y los pececitos dentados son (y se dan) un festín que sube la apuesta en cada escena: más sangre, más risas, más nenitos nerviosos agitando los pies encima de un gomón que se hunde y la sonrisa maléfica de Barbara Steele como broche de oro. Piraña es la película que logró que una mano relajada y hundida en el agua nos ponga los pelos de punta: por favor no la vean si están por salir de vacaciones.
Viernes 8
22:00
Tiburón (Jaws, EUA-1975) de Steven Spielberg, c/Roy Scheider, Richard Dreyfuss, Robert Shaw, Lorraine Gary. 124’.
En Tiburón (la película que le dio tanto miedo a su propio director que estuvo varios meses sin meterse en el agua) Spielberg le da cuerpo y una enorme boca dentada a un terror tan básico como el hecho de que no podamos ver lo que hay debajo de la superficie cuando nos bañamos –una forma inquietante de la oscuridad y la ceguera. Significativamente, y por eso Tiburón es una gran película de terror, durante la mayor parte del film uno de los villanos más implacables de la historia del cine no es más que una cámara subacuática perseguida de cerca por los golpes de la banda de sonido más tensa, o sea nada: o sea, puro cine.
Sábado 9
20:00
La marca de la pantera (Cat People, EUA-1942) de Jacques Tourneur, c/Simone Simon, Tom Conway, Kent Smith, Jane Randolph. 73’.
Se dice que los gatos no se llevan muy bien con el agua pero en una de las mejores secuencias de la película de Tourneur, la felina Simone Simon acecha a su rival mientras ésta nada en una pileta. El ritmo lento del goteo construye el suspenso y las ondas del agua se reflejan en las paredes dándoles un aspecto móvil y amenazante, incluso alucinatorio; al mismo tiempo, la indefensión de la chica acosada por un rugido de pantera se ubica en esa tradición de “ataques mientras la víctima se baña” (en un momento de relajación y desnudez) que capitalizó Hitchcock en Psicosis.
Viernes 22
17:00
Yo caminé con un zombie (I Walked with a Zombie, EUA-1943), de Jacques Tourneur, c/Frances Dee, Tom Conway, James Ellison, Christine Gordon. 69’.
Al comienzo de Yo caminé con un zombie, mientras viajan a bordo de un barco que los lleva a la isla de San Sebastián, Mr. Holland le dice a la enfermera Betsy, mientras ella mira el agua embelesada, que no hay nada hermoso en el mar: los peces voladores saltan aterrorizados y el agua extrae su brillo de miles de pequeñas criaturas muertas. Betsy cree en el bien y no quiere creerle a Mr. Holland, pero una incursión en el mundo de los muertos vivos le enseñará cuánto de mal hay mezclado con el bien, al punto de que ella misma llega al amor al precio de una muerte. La película se abre y se cierra con el mar, pero ese mar no es el mismo porque Betsy ya nunca lo verá de la misma manera.
Jueves 7
18:00
Alfonsina (Argentina, 1957) de Kurt Land, c/Amelia Bence, Dora Ferreiro, Guillermo Murray. 90’.
Amelia Bence, que fue alumna de teatro de Alfonsina Storni cuando tenía sólo cinco años (la película representa con gracia ese encuentro fugaz entre las dos), fue la actriz elegida por Kurt Land para interpretar a la poetisa de versos atrevidos para una época en la que todavía era mal visto que una mujer escribiera, en una película que pone tanto énfasis en la vida personal y amorosa de Storni como en su carácter de mujer “valiente y moderna”, como se dice más de una vez. Como dato curioso, en una escena final que pone la piel de gallina Amelia Bence pidió ser reemplazada por un doble porque tenía miedo de entrar en el mar embravecido de La Perla, una playa llena de rocas: “Yo puedo nadar en una pileta, pero no en esa agua, me voy a matar”, dice en una entrevista que le dijo al director.
Sábado 9
22:00
La última ola (The Last Wave, Australia-1977) de Peter Weir, c/Richard Chamberlain, Olivia Hamnett, David Gulpilil, Nandijwarra Amagula. 106’.
Debe haber pocas películas tan mojadas como La última ola, desde el comienzo con una magnífica tormenta de lluvia y granizo en el paisaje desértico de Australia que se recibe primero con euforia y después con horror. Peter Weir usa el agua, la que se escucha como ruido de fondo todo el tiempo, la que se filtra por los techos y baja por las escaleras, imparable, la que sueña el protagonista, como elemento amenazante y apocalíptico para construir el clima –nunca más literal- de una película en la que el mundo de los sueños y lo que consideramos realidad terminan por coincidir, acaso demasiado tarde.
Domingo 10
20:00
Tierra y esperanza (Bend of the River, EUA-1952) de Anthony Mann, c/James Stewart, Rock Hudson, Arthur Kennedy, Julia Adams. 91’.
Aunque cualquier proyecto civilizatorio del Oeste tenía entre sus requerimientos primordiales contar con una fuente de agua, no es frecuente relacionar al western con ese elemento sino más bien con paisajes resecos y desérticos. Por eso esta película de Anthony Mann ambientada en Oregon, en la que el género se moja en otras costas, trae imágenes imprevistas (como la de un grandioso barco de vapor atravesando un río que va a dar a una cascada, o la tensa lucha final en el agua) para contar la historia de redención de un ex asaltante que se gana el reconocimiento de una pequeña comunidad: la curva del río a la que alude el título original le da forma geográfica también a ese giro en la vida del protagonista.
Jueves 21
21:30
Los muelles de Nueva York (The Docks of New York, EUA-1928) de Josef von Sternberg, c/Betty Compson, George Bancroft, Baclanova, Clyde Cook. 76’.
Los muelles de Nueva York, un mundo de trabajo rudo y energía maquínica, de sacrificio y caras manchadas de carbón, son la geografía elegida por Sternberg para situar esta historia de amor proletario. El agua brumosa o de reflejos plateados, que sin embargo acá no tiene nada de idílico, es también el elemento del que Mae (Betty Compson), rescatada de un intento de suicidio, y Bill (George Bancroft) emergen a una nueva vida que seguramente será difícil -con la Gran Depresión a la vuelta de la esquina- pero los encontrará juntos.
Sábado 9
24:00
Contaminator (The Crazies, EUA-1973) de George Romero, c/Lane Carroll, Will MacMillan, Harold Wayne Jones, Lloyd Hollar. 103’.
Un avión que cargaba un virus desarrollado como arma biológica cae sobre un río; el agua no tarda en llegar a un pueblito inocente y volver locos a todos los habitantes que se atacan entre sí, padres contra hijos, dulces viejecitas tejedoras contra soldados. Pero The Crazies, con sus planos brevísimos que la convierten también en una película enloquecida, ofrece pantallazos de un ejército tan demente como los ciudadanos a los que pretende proteger, brutal, que se equivoca todo el tiempo, quema los cadáveres sin piedad no sin antes saquearlos y termina por hacer que nos preguntemos: ¿estamos todos locos?
Domingo 10
22:00
Venecia rojo shocking (Don’t Look Now, Gran Bretaña-1973) de Nicolas Roeg, c/Julie Christie, Donald Sutherland, Hilary Mason, Clelia Matania. 110’.
Los espejos de agua como espejos: desde el momento en que Christine, la pequeña hija de Laura y John, se refleja al pasar en un estanque mientras juega con el hermano, sabemos que ya no pertenece a este mundo, y efectivamente su muerte consiste en atravesar el espejo cuando cae en el agua (el piloto colorado que le da un aire de Caperucita Roja refuerza la dimensión fantástica de todo el asunto). Por eso es particularmente perturbador que el trabajo de John lo destine a Venecia, que filmada increíblemente por Nicolas Roeg en la que es su mejor película funciona como una versión amplificada, laberíntica y monstruosa de ese primer espejo, donde los reflejos se multiplican hasta lo intolerable.
Viernes 15
18:00
Él (México, 1953) de Luis Buñuel, c/Arturo de Córdova, Delia Garcés, Aurora Walker, Carlos Martínez Baena. 92’.
En una selección de películas con agua no podía faltar el agua como parte de los rituales sagrados que en esta película de Buñuel, cuándo no, se usa de modo desviado para armar un momento fetichista inolvidable. O mejor dicho, la mirada fetichista de Francisco Galván (Arturo de Córdova) que coincide con la de la cámara construye una secuencia que va del agua sobre los pies desnudos de los feligreses a los zapatos de Gloria (Delia Garcés), y marca el surgimiento de una pasión que nace complicada porque los zapatos pueden guardarse en el ropero pero la mujer, no tanto.
Viernes 29
22:00
El cuchillo bajo el agua (Nóz w wodzie, Polonia-1962) de Roman Polanski, c/Leon Niemczyk, Jolanta Umecka, Zygmunt Malanowicz. 94’.
Con sólo tres personajes -un matrimonio y un desconocido que levantan en la ruta- y un pequeño velero en el lago más tranquilo que pueda imaginarse, Polanski hace una película extrañamente calma y tensa a la vez, llena de objetos y detalles nítidos (un cocodrilo inflable, una olla que no tiene manija, un cuchillo enorme) en la que todo el tiempo se tiene la sensación de que algo fuera de lo normal está por suceder, y por supuesto que sucede. Como un regalo permanente está la textura del agua en blanco y negro, llena de reflejos plateados cuando le da el sol, casi palpable.
Jueves 14:00
18:00
Mogambo (EUA-1953) de John Ford, c/Clark Gable, Ava Gardner, Grace Kelly, Donald Sinden. 116’.
Como si el nombre de John Ford no fuera razón suficiente para ver Mogambo, alcanza con decir que Clark Gable dirige una expedición hacia el país de los gorilas en la que Ava Gardner y Grace Kelly se muestran las garras. Mogambo es gran espectáculo, espléndidas tomas de animales salvajes, rinocerontes bañándose en el río, bandadas de flamencos sobre una laguna, África a todo color. Y allí, pasiones que sirven para investigar la relación entre los besos y el agua: el de Gable y Ava Gardner, precedido de la imagen de un río tranquilo; el de Gable y Grace Kelly, con una cascada atronadora de fondo. ¿Elegirá nuestro protagonista un amor manso, o una pasión-cascada?
Sábado 23
22:00
Ugetsu (Ugetsu monogatari, Japón-1953) de Kenji Mizoguchi, c/Masayuki Mori, Machito Kyo, Kinuyo Tanaka, Eitaro Ozawa, Ichisaburo Yawamura. 94’.
Se supone que siempre nos enamoramos de un fantasma -lo dice Barthes en Fragmentos de un discurso amoroso- porque no hay coincidencia plena entre lo imaginado y la persona concreta. Pero en Ugetsu esto se vuelve trágicamente literal: un hombre enamorado de una princesa que no es más que un espectro, y el otro del sueño de convertirse en samurai, ponen en peligro a sus familias para perseguir fantasmas en medio de una guerra. El cruce de un lago cubierto de niebla en una barca es fundamental en el relato y también en la filmografía de Mizoguchi, que allí logra un momento simultáneamente material y evanescente, fantástico y realista.
Sábado 23
20:00
El señor de las moscas (Lord of the Flies, Gran Bretaña-1963) de Peter Brook, c/James Aubrey, Tom Chapin, Hugh Edwards, Roger Elwin. 92’.
Tanto la película de Brook como la novela homónima en la que se basa están hechas de dos elementos que muchas veces se asocian a la pureza: la infancia, una isla desierta en el Pacífico. Pero cuando un grupo de chicos (señoritos ingleses en principio) naufragan en esa isla, se tensionan entre mantener viva la civilización que traen con ellos o entregarse a nuevos códigos surgidos, entre otras cosas, de la necesidad de vencer a una bestia que viene del mar -al menos esa es la leyenda que todos acatan- sin entender que la bestia podría estar en ellos mismos. Gracias a Brook, las imágenes del agua que siguen a cada una de las muertes casi se desprenden de la narración y devienen texturas, estados de hipnotismo o de violencia, pero eso ya poco tiene que ver con la novela: eso es el cine.
Sábado 16
20:00
Cantando bajo la lluvia (Singin’ in the Rain, EUA-1952) dir. Gene Kelly y Stanley Donen, c/Gene Kelly, Donald O’Connor, Debbie Reynolds, Jean Hagen, Millard Michell. 102’.
Toda la película está llena de brillo, pero una de las mil maneras en que el cine entra a la vida para quedarse es el momento en que Gene Kelly canta y baila “Singin’ in the rain” como solo él, de amplísima sonrisa blanca y agilidad de dibujo animado, hubiera podido hacerlo. Desde que existe este musical cantar bajo la lluvia se convirtió en sinónimo de algo así como el colmo del optimismo y la alegría en todas las ocasiones, incluso las nubladas, y los que recuerdan la melodía ya no ven la lluvia de la misma manera: la energía de Gene Kelly es el paraguas de colores de todos los cinéfilos, uno que no se rompe en las peores tormentas (a no olvidarse de que Kelly canta y chapotea porque está enamorado, y nada menos que de Debbie Reynolds).
Jueves 21:00
23:00
Nosferatu (Nosferatu, eine Symphonie des Grauens, Alemania-1922) de Friedrich W. Murnau, c/Max Schreck, Alexander Granach, Gustav von Waggenheim, Grete Schroder. 80’ aprox.
El Empusa atraviesa el Mar Negro -nunca más apropiado el nombre- con una carga letal que la tripulación ignora: cuando el barco de la muerte llegue a destino comandado por nadie se pensará que una plaga mató a los marineros, aunque nosotros sabemos que se trata de algo que no corresponde al dominio de la ciencia o de la medicina. Pero la caleidoscópica versión de Murnau de la leyenda vampírica superpone la idea de plaga (algunos de sus planos más inolvidables de hecho parecen sacados de un manual de biología) con la de muerto vivo demoníaco, y el acto III, enteramente marítimo, parece un fragmento de una película de aventuras en alta mar donde el vampiro, además de una especie de rata con dedos como raíces crispadas, es al mismo tiempo un navegante y la plaga que mata a todos a bordo para continuar después en la ciudad. El sacrificio de Ellen, por eso mismo, reúne ciencia y superstición -o vuelve lo científico arcaico- en un solo gesto de sentido menos romántico que comunitario.
Sábado 30
24:00
Bésame mortalmente (Kiss Me Deadly, EUA-1955) de Robert Aldrich, c/Ralph Meeker, Albert Dekker, Cloris Leachman, Paul Stewart, Maxine Cooper, Gaby Rodgers. 105’.
Hitchcock llamó McGuffin a ese objeto que hace avanzar la trama pero que en sí no significa nada o es intercambiable: Bésame mortalmente tiene el mejor McGuffin de la historia del cine, el más radical, uno que cuando sale de la caja donde estaba escondido destruye todo y hace terminar, literalmente, la película. Ese final sucede junto al mar, que parece algo así como un afuera del género al que los personajes son expulsados. Es de verdad extraña y apocalíptica esa inmersión en la naturaleza del mundo seco y cínico del Mike Hammer de Aldrich, el detective privado más salvaje que dio el noir, que de hecho se pasa toda la película dando cachetadas aunque también se tome su tiempo en un bar para perderse en la desesperada y melancólica “Rather have the blues” de Nat King Cole.
Viernes 15
24:00
Psicosis (Psycho, EUA-1960) de Alfred Hitchcock, c/Anthony Perkins, Vera Miles, John Gavin, Janet Leigh, Martin Balsam. 109’.
¿Por qué será que en los momentos clave de Psicosis hay agua? O mejor, ¿qué tipo de agua es esa? Marion Crane llega al motel de Norman Bates bajo la lluvia para no manejar en la ruta mojada de noche, muere bajo otra lluvia, su auto va a parar a un estanque. Pero la escena de la ducha (nunca está de más volver a verla) sirve para entender que en Hitchcock el agua no lava nada; al contrario, se ensucia, se contamina con el mal, esconde crímenes (y el cadáver de Marion salpicado por la ducha pareciera llorar, reclamar algún tipo de piedad que por supuesto no tendrá respuesta, ni siquiera de los espectadores).
Viernes 22
24:00
La isla del Dr. Moreau (The Island of Dr. Moreau, EUA-1977) de Don Taylor, c/Burt Lancaster, Michael York, Nigel Davenport, Barbara Carrera, Richard Basehart. 104’.
Los ingredientes son: un científico con delirios de demiurgo, una chica hermosa, un repertorio de criaturas dolorosamente atrapadas entre lo humano y lo animal, y un Michael York estupefacto y un poco fuera de lugar en la isla del Pacífico a la que llega como náufrago (de paso, las escenas violentas con animales cortan el aliento, son pura ferocidad real en acción). La isla del Dr. Moreau tiene sabor a clase B con un toque de sal (marina); que todo se cocine en una isla es importante porque le da al desquiciado Dr. Moreau un matiz de dios indiscutible dentro de los límites estrechos de esa tierra maldita que no tiene otro destino más que autodestruirse.
Jueves 7
21:30
El satánico Dr. No (Dr. No, Gran Bretaña-1962) de Terence Young, c/Sean Connery, Ursula Andress, Joseph Wiseman, Jack Lord, Bernard Lee, Lois Maxwell. 111’.
Una de las escenas más famosas en la serie del agente 007 está protagonizada por una chica que sale del mar en la jamaiquina El satánico Dr. No. Esa chica es Ursula Andress, y parte del hechizo de su aparición está dado porque ella mira y se mueve como si no supiera que en poco tiempo y gracias a ese papel sería una sex symbol. Al contrario, hay inocencia y algo de infantil en la chica que canta mientras junta caracoles en la playa y que se molesta porque la descubren. En esa actitud, y en el cuerpo fuerte y natural de Andress, se condensa también algo del encanto del cine (y las bikinis) de los sesenta.
Sábado 30
22:00
Cuento de verano (Conte d’été, Francia-1996) c/Melvil Poupaud, Amanda Langlet, Gwenaëlle Simon, Aurelia Nolin, Aimé Lefevre. 113’.
El erotismo suave de los personajes de Rohmer florece cuando están cerca del agua: La rodilla de clara, Pauline en la playa y El amigo de mi amiga son ejemplos de esto. Y también por supuesto Cuento de verano -ambientada en esa especie de Mar del Plata que es Dinard- donde la bonita Margot, de caderas redondas y esa naturalidad tan atractiva del que está bien seguro de lo que hace, muestra las piernas desnudas sólo para la cámara porque Gaspard, distraído con amores improbables y absorto en sus ideas, parece no verla.
Sábado 30
20:00
Los amantes (Les amants, Francia-1958) de Louis Malle, c/Jeanne Moreau, Jean-Marc Bory, Judith Magre, José Luis de Villalonga, Alain Cuny. 90’.
Ya es bastante sexy que Jeanne, una burguesa altanera y caprichosa, conozca a Bernard cuando se le rompe el auto y él la levanta en un Citroen en el que se pelean durante todo el viaje. Pero además esa tensión deriva en sensualidad en una noche mágica, a espaldas de la mansión del marido de Jeanne, cuando los dos se encuentran en un campo encantado (“¿Es un país que inventaste para que yo me pierda?”, pregunta Jeanne). Los amantes es moderna en su desencanto y clásica en su modo de construir esa escena llena de seducción, que incluye besos junto al río y un paseo en bote que revitaliza y llena de erotismo los lugares comunes en la geografía de lo romántico.
Domingo 24
22:00
Rebeca (Rebecca, EUA-1940) de Alfred Hitchcock, c/Joan Fontaine, Laurence Olivier, George Sanders, Judith Anderson. 130’.
Cuando una película empieza con un mar embravecido, generalmente quiere decir que va a haber problemas (y muchas veces un corazón atormentado). En Rebeca, Mr. de Winter y su futura esposa se encuentran por primera vez en Montecarlo junto a un acantilado no muy distinto de los de Cornwall. Una vez casados y de regreso en Manderley, un secreto que recorre la casa como un fantasma sale literalmente a la superficie -y lleva a una culminación infernal que tiene la firma de Hitchcock-, porque eso es lo que pasa cuando las cosas se ocultan en el agua: a veces vuelven.
Domingo 1
20:00
El aventurero del Pacífico (Donovan’s Reef, EUA-1963) de John Ford, c/John Wayne, Lee Marvin, Elizabeth Allen, Jack Warden, Cesar Romero, Dorothy Lamour, Mike Mazurki. 109’.
Algo que no se dice muy seguido de John Ford es que podía ser muy divertido, y lo mismo John Wayne, que en esta comedia romántica y de enredos lo pasa genial (y se nota) peleándose con Elizabeth Allen. Como en las mejores screwball, Guns Donovan (Wayne) y Amelia Dedham (Allen) se enamoran jugando, desde que caen juntos al mar por accidente hasta que se desafían a una carrera en el agua a ver quién llega primero a la playa, en una película que tiene barcos, esquí acuático, coreografías hawaianas cien por ciento hollywoodenses, chinos, peleas de taberna y besos a la fuerza. That´s entertainment!
Jueves 7
23:00
King Kong (EUA, 1933) de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, c/Fay Wray, Robert Armstrong, Bruce Cabot, Frank Reicher, Sam Hardy. 100’.
Locura número uno: un equipo de filmación atraviesa los mares para llegar a una isla lejana en la que el director pretende capturar para el cine a un monstruo bien real. Locura número dos: no conforme con eso, el mismo director decide llevarse de vuelta a Kong en el barco para exhibirlo en un teatro. De esa manera no sólo se violentan los límites entre realidad y ficción sino también entre un mundo primitivo y lejano y la ciudad moderna, separados por océanos. Lo gracioso es que King Kong demuestra -y por eso es una de las obras más famosas del cine- que no hacen falta semejantes riesgos: cuando la película es buena, basta con un estudio y una serie de animales prehistóricos en stop motion.
Viernes 15
22:00
La strada (Italia, 1954) de Federico Fellini, c/Anthony Quinn, Giulietta Masina, Richard Basehart, Aldo Silvani. 115'.
La primera imagen de La strada es una playa que se ve al fondo del plano; adelante, los yuyos. Ese modo de organizar el cuadro es toda una declaración de principios y dice mucho sobre la primera etapa de Fellini, porque esa playa filmada de ese modo es una playa pobre. Enseguida la madre de Gelsomina (Masina) la llama para avisarle que acaba de venderla a Zampanó; ella se da vuelta y hace de cuenta que mira el mar para que nadie sepa que en realidad está contenta porque va a ser artista. Así comienza La strada, ese viaje durísimo y perdurable -suavizado por la dulzura de payasa de Giulietta Masina- que se cierra junto al mar, en una playa nocturna y muy distinta.
Jueves 14
23:30
Historia de locura común (Storie di ordinaria follia, Italia / Francia-1981) de Marco Ferreri, c/Ben Gazzara, Ornella Muti, Susan Tyrrell, Tanya Lopert, Roy Brocksmith, Katya Berger. 101’.
Basada en un libro de Charles Bukowski, Historia de locura común es una película intensa, caliente y torturada sobre un hombre intenso, caliente y torturado, destructivo y alcohólico por vocación (la voz de Ben Gazzara y la sensualidad desprotegida de Ornella Muti son fundamentales acá para marcar el estilo, sórdido, seco y por momentos tierno). Historia de locura común termina al lado del mar, como tantas películas, pero como ninguna otra tiene un hombre que se agarra de una chica desnuda en una playa desnuda como buscando algo mientras recita un poema genial, desesperado.
Sábado 16
22:00
Una Eva y dos Adanes (Some Like It Hot, EUA-1959) de Billy Wilder, c/ Marilyn Monroe, Tony Curtis, Jack Lemmon, George Raft, Pat O’Brien, Joe E. Brown. 120’.
Una de las ventajas de ubicar una comedia de enredos en la costa de Florida es que se puede tener a Tony Curtis vestido no sólo de mujer (junto a su compañero/a Jack Lemmon, en los zapatos -con taco- de dos chicos que se unen a una orquesta de señoritas) sino también de millonario capitán de un bote y dueño de Shell Oil (por un juego de palabras, de los tantos que llenan esta fiesta del doble sentido, que surge como una chispa cuando el personaje encuentra un balde con caracoles en la arena). Eso y a Marilyn en malla, bañándose en el mar con las amigas o jugando a la pelota, veraniega, vestida con transparencias además de tocando el ukelele, enamoradiza, melancólica, suavizada por el blanco y negro, ingenua como siempre, ilusionada con una ilusión tan profunda como los escotes que luce en la espalda.
Sábado 17
22:00
Ladrones de medio pelo (Small Time Crooks, EUA-2000) de Woody Allen, c/ Woody Allen, Tracey Ullman, Michael Rapaport, Jon Lovitz, Elaine May, Hugh Grant. 94’.
Woody Allen es el director que hizo de la neurosis autoconsciente material del cine, en largas charlas balbuceadas y gesticulantes. Pero su costado más relajado surge cuando aparecen la música, el humor y la adaptación de géneros clásicos a personajes torpes y comunes. En Ladrones de medio pelo se trata de un robo planeado por una banda improvisada y con pocas luces que deriva en sorpresas, pero mientras tanto da lugar a situaciones de comedia física como cuando al picar una pared se rompe un caño, el sótano se inunda y se puede ver a los aspirantes a ladrones tratando de que no se moje la dinamita. Todo sale pésimo, por supuesto, pero la película gira feliz hacia un motivo que tiene una larga tradición en la comedia y los dibujos animados: el de la suerte fluctuante de los tontos.
Viernes 22
18:00
Fata Morgana (Alemania Occidental, 1971) de Werner Herzog, c/Eugen des Montagnes, James William Gledhill, Wolfgang von Ungern-Sternberg, voz de Lotte Eisner. 79’.
No es casual que Herzog prácticamente haya empezado su carrera (esta es su tercera película) filmando agua imaginaria. Al comienzo de Fata Morgana una serie de aviones aterrizan sobre una pista que brilla y los refleja como si se tratara de un río; después están los espejismos en el desierto del Sahara, esos que hacen vacilar la mente y la percepción porque no dejan creer en lo que se está viendo. El Popol Vuh, ese relato mítico sobre el origen del mundo, se superpone a las imágenes y nos invita a revestirlas de sentidos nuevos. En ese parpadeo entre lo que vemos y pensamos, entre las imágenes y la imaginación, se condensa mucho de lo que Herzog haría en las décadas siguientes: filmar los espejismos, las creencias, no como si fueran un error sino una parte fundamental de la aventura de estar en el mundo.
Domingo 1
22:00
Submarino amarillo (Yellow Submarine, Gran Bretaña-1968) de George Dunning. 85’. Largometraje de dibujos animados.
Cuando una horda de blue meanies (malines azules, o como quieran traducirlo) invade Pepperland y encierra a la banda del Sargento Pepper en una burbuja por aversión a la música, una misión de rescate a bordo de un submarino amarillo va a buscar a los Beatles. ¿Hay agua en Submarillo amarillo? Claro que hay agua; de hecho casi toda la película transcurre a miles de leguas bajo el mar. Pero si el submarino es amarillo el agua es blanca, negra, gris, violeta, tiene peces con brazos y se transforma como si durante toda la película buceáramos adentro de un caleidoscopio, a través del Mar del Tiempo, el Mar de la ciencia, el Mar de los Agujeros y otros mares que son un torrente psicodélico de colores, formas mutantes y música (esas canciones que ya dibujaban en la mente: “Imaginate en un bote sobre un río/ con árboles de mandarina y cielos de mermelada”).
Sábado 16
24:00
Criaturas celestiales (Heavenly Creatures, Reino Unido / Alemania / Nueva Zelanda-1994), de Peter Jackson, c/Kate Winslet, Melanie Lynskey, Sarah Peirse, Diana Kent. 99’.
Proust dijo alguna vez que la vida verdadera es la vida imaginaria; en Criaturas celestiales Peter Jackson le da forma visual a esa idea porque construye un prisma encandilante donde la vida cotidiana se abre a las ficciones, el melodrama, los cuentos de hadas y hasta la animación. Así cuenta la amistad y el amor de dos chicas en estado de fuga permanente (de las convenciones, de la infancia, de la familia, de algo que no se sabe bien qué es pero las lleva a correr enfurecidas bosque adentro y desnudarse) hasta el concreto plan de fuga que fraguan juntas en una bañera, ese típico lugar de refugio adolescente en una casa invadida por adultos. La historia no tiene final feliz pero la felicidad está en esas ficciones, en la novela que ellas mismas escriben y protagonizan, cuya primera aparición plástica sucede cuando están en la playa y después de un chapuzón arman como dos nenas un castillo de arena donde todo cobra vida.
Domingo 17
22:00
La sirena del Mississippi (La sirene du Mississippi, Francia-1969) de François Truffaut, c/Catherine Deneuve, Jean-Paul Belmondo, Michel Bouquet, Nelly Borgeaud. 123’.
Una sirena llega en barco hasta la isla Reunion para casarse con el dueño de una fábrica de cigarrillos (Belmondo); esa sirena es Catherine Deneuve, y desde el principio sabemos que es una impostora pero la película de Truffaut parecería sugerir que en el amor siempre hay algo de eso. De todas formas -y porque es la Deneuve- entendemos que el prometido le perdone la mentira y la siga como a esas sirenas de canto irresistible que perdían a los marineros en los mitos. La historia es policial; incluye robos, detectives y complicidad en el crimen, pero Truffaut usa el género para hablar del amor y el matrimonio con una intensidad no desprovista de contradicciones y de espanto.
Jueves 14
21:30
El héroe del río (Steamboat Bill, Jr., EUA-1928) de Charles Reisner y Buster Keaton, c/Buster Keaton, Tom McGuire, Ernest Torrence, Tom Lewis. Aprox. 80’.
Además de las cachetadas y los pasteles, el agua es un elemento fundamental en el ABC de la comedia slapstick: chapuzones, baldazos, resbalones, chapaleos, caídas, a veces hacen de las películas un carnaval involuntario, y por eso doblemente festivo. En El héroe del río, donde Keaton es el hijo del dueño de un barco de vapor al que el padre intenta –intenta, pero no es que lo logre- enseñarle el negocio (no falta el amor por la bonita hija del rival) hay un poco de todo eso. El último tramo de la película, en el que una tormenta se lleva los techos, puertas y paredes de casas, tiene una existencia casi independiente y se vuelve surreal cuando Keaton sale volando agarrado de un árbol que termina en el río, o las casas flotan por la corriente como si fueran barcos.
Sábado 23
24:00
Embrujada (Argentina, 1969) de Armando Bó, c/ Isabel Sarli, Daniel de Alvarado, Víctor Bó, Miguel Ángel Olmos. 79’.
Desde la escena de El trueno entre las hojas en que Isabel Sarli se desnuda y se mete en un arroyo por primera vez para la cámara de Armando Bó, la Coca húmeda, mojada y brillosa se convirtió en una tradición que se mantuvo en películas siguientes. De esa primera escena en blanco y negro, donde la naturalidad y la manera casi infantil de jugar en el agua de Isabel refrescan e impresionan, a los fragmentos de Embrujada donde, casi diez años después, una diosa sexual avasallante -aunque con más frecuencia, avasallada- se baña en las Cataratas del Iguazú ya mucho más conciente de lo que provoca en los mirones, hay un recorrido de erotismo, gestos, miradas y un cuerpo cada vez más abundante: el de una chica que invita y se luce mucho más cuando está sola y en el agua.
Viernes 22
22:00
Moonfleet (Moonfleet, EUA-1955) de Fritz Lang, c/Stewart Granger, George Sanders, Joan Greenwood, Viveca Lindfors, Jon Whiteley. 87’.
Lang ofrece su costado más tierno en Moonfleet, la segunda película que filmó para la MGM, despreciada en su época y revalorizada años después, cuándo no, por el joven Godard. Es que el tono sentimental de Moonfleet está teñido por la mirada de su protagonista, el huerfanito John Mohune, que llega a un pueblo del sur de Inglaterra para buscar a un amigo y lo encuentra en el endurecido y cínico contrabandista interpretado por Stewart Granger que progresivamente va respondiendo a la imagen heroica que el chico tiene de él. Por eso la película es un poco el reverso de las historias de piratas y contrabandistas: contrabandistas hay, y también barcos y persecuciones en los acantilados, y también un tesoro escondido por el pirata Barbarroja, pero el acento está puesto en la amistad y la emoción sinceras que surgen en escenarios tremendamente artificiales donde lo único real parece ser el agua.
Sábado 30
16:00
La ciénaga (Argentina, 2000) de Lucrecia Martel, c/Graciela Borges, Mercedes Morán, Martín Adjemián, Leonora Balcarce, Silvia Baylé, Sofía Bertolotto. 93’.
Los cuerpos son los protagonistas de La ciénaga pero esos cuerpos muchas veces se mojan; el agua es como una presencia a la vez ominosa y totalmente palpable, real, perceptible en su materialidad, que nunca lava ni refresca. Los personajes se bañan para limpiarse, como lo hace Verónica (Leonora Balcarce), pero el hermano mete el pie en la ducha que se llena de barro y la elocuencia de esa imagen golpea la vista. Mecha (Graciela Borges) está todo el tiempo buscando hielo pero para refrescarse pero ese hielo viene con alcohol y nunca parece suficiente, la pileta no se puede usar, está sucia, estancada porque nada funciona en esa casa. Lucrecia Martel se abrió un lugar en el cine argentino con esta película húmeda y agobiante en la que lo que pasa es ante todo y literalmente una cuestión climática.
Viernes 8
17:30
Y la nave va (E la nave va, Italia-1983) de Federico Fellini, c/ Freddie Jones, Barbara Jefford, Victor Poletti, Peter Cellier, Elisa Mainardi, Pina Bausch. 132’.
Nunca hay agua de mar en este viaje totalmente filmado en estudios que sobre el final revela su propio artificio: con Y la nave va Fellini retoma la tradición de usar un barco como metáfora que comprime la estructura de un mundo, en este caso el de la sociedad italiana en los comienzos de la Primera Guerra Mundial. Y también el de los artistas, igualmente irritantes en su divismo y amables en su modo de usar el arte como algo vital en momentos de conflicto. Pero en Fellini siempre hay imágenes que escapan a toda posible reducción alegórica y constituyen la libertad del cine como, en este caso, la del rinoceronte a bordo de un bote salvavidas que flota a la deriva.
Domingo 1
16:00
El viejo y el mar (The Old Man and the Sea, EUA-1958) de John Sturges, c/Spencer Tracy, Felipe Pazos, Harry Bellaver, Don Diamond. 86’.
Basada en la novela de Hemingway, El viejo y el mar es una rareza que resuelve de una manera única y arriesgada la relación entre cine y literatura, porque probablemente no haya otra película que reproduzca tanto del relato original a través de una voice-over. El resultado es bellísimo: a la prosa delicada de Hemingway, que va desplegando la historia de un viejo pescador cubano que pasa tres días en el mar persiguiendo a un pez tan grande como su bote, se unen las imágenes de Sturges donde el esplendor de un mar azul filmado en distintos momentos del día contrasta con el cuerpo cansado y las manos lastimadas de un hombre que lucha por algo más que la supervivencia.
Sábado 23
16:00
Un verano con Mónica (Sommaren med Monika, Suecia-1952) c/Harriet Andersson, Lars Ekborg, John Harryson, Georg Skarstedt, Dagmar Ebbesen. 91’.
Como si el amor fuera un viaje muy corto que nos lleva a un lugar idílico, lejos de la civilización, y que no puede durar, Un verano con Mónica cuenta la historia de un chico y una chica literalmente embarcados en una aventura que pronto se convierte en otra cosa. Porque la fantasía de que nada importa mientras se tengan el uno al otro empieza a mostrar sus grietas cuando falta la comida y cuando los que pretendían aislarse vuelven a chocarse contra el mundo. El recorrido es amargo, pero si algo suaviza esa amargura son las imágenes de corrientes plateadas en blanco y negro, las más hermosas de las muchas que incluye este ciclo.
Sábado 16
16:00
Concierto para una lágrima (Argentina, 1955) de Julio Porter, c/ Olga Zubarry, José María Gutiérrez, Lautaro Murúa, Perla Alvarado. 87’.
Altísimo melodrama, con niña prodigio de familia pobre que es adoptada por una familia rica para que pueda progresar en su carrera como concertista de piano y en el camino se convierte en una mujer dura -interpretada por una Olga Zubarry excelente, medida, perfecta en su manera de construir al personaje con todo el cuerpo, incluso cuando toca el piano- sólo preocupada por el éxito y la perfección en su trabajo. Pero -y claro que hay un pero, tratándose del melodrama- la chica soberbia aprenderá a llorar cuando una enfermedad ponga una sombra sobre su carrera; lo maravilloso, y acá interviene la lágrima del título, es el modo en que ese dolor nuevo enriquece un talento que era innato, en un final deslumbrante que casi podría responder a aquella famosa consigna de que entre el brazo y el cerebro debe mediar…bueno, ya saben.
Domingo 24
16:00
Los inundados (Argentina, 1961) de Fernando Birri, c/Pirucho Gómez, Lola Palombo, María Vera, Héctor Palavecino, Julio González, Pedro Evaristo, Roberto Pérez. 87’.
El agua de Los inundados es agua de río, de un río cotidiano del litoral argentino que es todo menos paisaje estético, en cuyas costas viven varias familias de escasos recursos que deben trasladarse luego de una crecida. Así, el agua y la naturaleza se politizan, no sólo por la negligencia del gobierno que se demora en construir un dique para contener la corriente sino porque rápidamente la inundación es capitalizada por los partidos políticos locales, que prometen mejoras en la calidad de vida de los santafesinos. Los inundados surge del interés de Birri por mostrar -en un trabajo que sintetiza la ficción con aspectos documentales- lo que nunca se había mostrado en el cine nacional: vidas reales, llenas de problemas y de problemas más colectivos que individuales, pero no sin encanto y chamamé.
Viernes 29
24:00
La diosa tiburón del arrecife (She Gods of Shark Reef, EUA-1958) de Roger Corman, c/Bill Cord, Don Durant, Lisa Montell, Jeanne Gerson. 63’. Doblada al castellano.
La economía -no sólo narrativa- de Corman y su manera de hacer cine contemplaba la posibilidad de aprovechar una locación para filmar dos películas casi al mismo tiempo; así, cuando tuvo que viajar a una isla para rodar Naked Paradise hizo también esta película, en la que dos hermanos -uno de ellos prófugo por haber cometido un crimen- naufragan en una isla donde un grupo de chicas hermosas y bien predispuestas lideradas por una señora no tan bien predispuesta se dedican a bucear para juntar perlas. Si hay chicos y chicas lindas por supuesto va a haber un amor, complicado no sólo por la codicia de uno de los hermanos sino también por las creencias locales en el dios del arrecife, además de unos cuantos tiburones hambrientos.
Jueves 21
18:00
Los jóvenes viejos (Argentina, 1962) de Rodolfo Kuhn, c/María Vaner, Alberto Argibay, Emilio Alfaro, Jorge Rivera López, Marcela López Rey. 102’.
Tres chicos aburridos hablan de los males de su generación -la de los jóvenes que se sienten viejos- mientras miran el río después de una noche de sábado con levante pero insatisfactoria, y deciden ir a pasar un fin de semana en Mar del Plata. Habría que pensar por qué, de Antoine Doinel en adelante hasta llegar a Nadar solo de Ezequiel Acuña, tantos jóvenes que buscan algo o que escapan de algo buscan también el agua. Los personajes de Kuhn juegan, escuchan música y se divierten en la playa pero su modo de habitarla sigue siendo el reverso de la postal veraniega porque incluye la reflexión sobre la vejez, la muerte y el propio lugar en la historia (acá es una cuestión espacial y concreta ese lugar común de ir “contra la corriente”: ellos llegan cuando todos se fueron).
Domingo 24
20:00
Agua (Argentina, 2006) de Verónica Chen, c/Rafael Ferro, Nicolás Mateo, Gloria Carrá, Leonora Balcarce, Jimena Anganuzzi, Diego Alonso. 89´.
Dos nadadores, uno casi al final de su carrera y el otro tratando de comenzarla, se buscan sí mismos y cruzan sus historias en el vado de un río. Para los personajes de esta película el agua es mucho más que la materia en la que nadan: es el espacio donde probar el cuerpo en relación inescindible con la mente, es decir, a ellos mismos en todo lo que son. Porque la prueba incluye desde cuestiones éticas e historias pasadas hasta el modo de organizar su vida y de relacionarse con los otros, eso a lo que en un momento uno de ellos alude dolorosamente como “lastre”. La cámara de Verónica Chen los sigue muy de cerca y entrega una película donde estos tópicos que podrían ser abstractos se vuelven contundentemente físicos, una donde los personajes están peleados con su deseo pero que de manera paradójica resulta decididamente sexy.
ESTRENO
Putos Peronistas, cumbia del sentimiento
Jueves a las 20:00
“Ser puto, ser pobre y ser Eva Perón en este país despiadado es la misma cosa…”
Paco Jamandreu a Evita
17 de Noviembre de 2007. La Marcha del Orgullo Gay coincide con el día del militante peronista. Pablo Ayala, portero de escuela y militante de la juventud peronista de La Matanza, “La Matías” peluquero de barrio y transformista de noche y “La Iara” mucama travesti de día y prostituta de noche llegan a la Plaza de Mayo con un cartel que desafía el glamour reinante: “Putos Peronistas La Matanza , Presente”, dice. Es la presentación en sociedad de la “Agrupación Nacional Putos Peronistas”, la primer agrupación peronista gay de la Argentina desde su antecedente, el Frente de Liberación Homosexual, creado a principios de los años 70, hasta llegar a nuestros días.
Estos Putos Peronistas sufren una doble marginación: la de ser putos y pobres, viven fuera de la frontera gay friendly que marca la General Paz. Son sobrevivientes del conurbano bonaerense donde el gay es marginado y no tiene acceso a la salud, la educación ni al trabajo. Pero desde allí se lanzan a la arena política apropiándose de la palabra “puto” para vaciarla del sentido ofensivo y llenarla de sentido político, transgrediendo todas las normas de lo políticamente correcto y rompiendo su estigma para comenzar a ser, como los descamisados del 45´, protagonistas de la Historia.
Este documental vive con los militantes de Putos Peronistas los acontecimientos políticos más trascendentes de los últimos años, acompañándolos en su trayecto por los lugares más insólitos, desde “paradas” de ruta, hasta boliches de todo tipo, su difícil inserción en el movimiento peronista y su crecimiento detrás de la convicción de que el peronismo es el único movimiento capaz concretar la utopía para “Que reine en el pueblo el amor y la igualdad”.
Notas del director
"Yo no deseo para el Peronismo a los ciudadanos sin mística revolucionaria" decía Eva Perón en uno de sus discursos más memorables, ¿pero qué es la mística revolucionaria? ¿Qué siente un militante, qué secretas pasiones lo mueven? ¿Cómo es ese amor a los otros, así, en masa, amor demás? ¿Cómo es el amor que movió a los obreros de las patas en la fuente, el amor que movilizó a aquellos que dieron sus vidas al grito de "la vida por Perón" en el 55´?
Cuando conocí a los Putos Peronistas supe inmediatamente que ellos representaban el estado más puro de esa mística. Allí había un relato necesario. La mística revolucionaria comenzaba a recuperarse en Argentina y treinta y cinco años más tarde los Putos Peronistas se erigían desde el fondo de La Matanza, desde la triple marginación de ser Putos, Pobres y Peronistas en los representantes más fieles del regreso de los jóvenes a la escena política argentina.”
Ficha técnica:
Guión y Dirección
Rodolfo Cesatti
Producción Ejecutiva
Rosalía Ortiz de Zárate
Fotografía
Juan Luis García Lewin
Montaje
Carlos María Lopez Pauluk
Sonido
Guillermo Rezzonico
---
ESTRENO
Anima Buenos Aires
(Argentina 2012) de María Verónica Ramírez
Sábados a las 18:00
La historia del cine de animación argentino está llena de singularidades, como por ejemplo la obra de Quirino Cristiani (pionera aquí y en el mundo), los esfuerzos aislados por integrarse a la industria del cine por parte de dibujantes como Hernán Oliva, Dante Quinterno o Jorge Caro, o la inmensa popularidad de los personajes de Manuel García Ferré. Desde los ’90, a partir de la propagación de las nuevas tecnologías digitales y el impulso publicitario de los multimedios, el cine de animación comercial se consolidó en Argentina con numerosos ejemplos más o menos deudores del modelo industrial impuesto por Walt Disney.
Más secretos habían sido los escasos ejemplos de animación realizada con el único y lúdico fin de la expresión personal, por lo general autofinanciada con recursos obtenidos en la publicidad o la enseñanza. Esa línea, más ligada a la plástica y a la experimentación formal, fue practicada esporádicamente y por muy pocos realizadores, como Luis Bras, Víctor Iturralde o Jorge Martín (Catú). Desde 1990 el programa Caloi en su Tinta apoyó esta zona particular del cine animado, primero mediante la difusión sistemática de la obra de grandes autores extranjeros que se mantenían desconocidos en Argentina (como Paul Driessen, Michaela Pavlatova, Piotr Dumala, Michel Ocelot y muchos otros), y después alentando la producción local a través de la organización de concursos y retrospectivas históricas que hicieron un recorrido internacional. Decenas de jóvenes artistas comenzaron a realizar sus propios films, motivados por el muy diverso material que el programa promovía, con la ayuda de las nuevas herramientas digitales.
Con Ánima Buenos Aires la realizadora María Verónica Ramírez (creadora del ciclo televisivo junto con Caloi) da el paso que faltaba en esa progresión, que parece natural pero carece de precedentes: llevar la animación nacional de autor a la pantalla grande, al cine comercial, que tradicionalmente le fue esquivo. El proyecto reunió a algunos de los más importantes artistas argentinos con la consigna de crear libremente cuatro cortometrajes y una situación de enlace, alrededor de la evocación de una Buenos Aires mítica.
A lo largo de casi dos décadas en el aire, el programa Caloi en su tinta volvió popular en nuestro país un cine que sólo conocían los especialistas e hizo cuestión de trazar todos los vínculos posibles entre ese cine y las tradiciones plásticas que lo enriquecen. Ánima Buenos Aires traslada ese propósito al terreno de la producción nacional: en su material confluyen las diversas perspectivas creativas de sus realizadores pero también pueden encontrarse referencias a diversas expresiones plásticas populares, desde Berni hasta los stencils callejeros. Es muy apropiado que el film termine con un episodio realizado por el propio Caloi: nadie hizo tanto como él por la animación local, salvo Cristiani, que también llegó al cine desde el humor gráfico. Ese final, por lo tanto, es también un principio.
Fernando Martín Peña
Ficha técnica
Idea y Dirección General: María Verónica Ramírez
Producción: María Verónica Ramírez y Carlos Loiseau (Caloi) en coproducción con Horacio Grinberg, Patricio Rabuffetti y Luna Films.
Participantes:
Caloi y María Verónica Ramírez (Episodio “Mi Buenos Aires Querido”)
Carlos Nine (Episodio “Bu-Bu”)
Pablo Faivre y Florencia Faivre (Episodio “Meado por los perros”)
Pablo Rodríguez Jáuregui (Episodio “Claustrópolis”)
Mario Rulloni y Juan Pablo Zaramella (Episodio “Stencil Tango”)
Música original: Rodolfo Mederos, Gustavo Mozzi y Fernando Kabusacki.
Argentina, 2012 - 95min. - AM13
MALBA Cine | junio 2012