Un artista utiliza una obra presuntamente vanguardista para espiar la actividad sexual de su vecina, lo que lleva a esta a demandar quid pro quo. A diferencia de las películas con Isabel Sarli o Libertad Leblanc, Póker de amantes no tiene una trama dramática que sirva de excusa para mostrar desnudos y sexo simulado, sino que estos (es decir, los desnudos y el sexo simulado) son su única razón de ser. La “sexploitation” era más o menos habitual en los circuitos marginales de Europa y Estados Unidos desde algunos años antes, pero en la Argentina de Onganía la realización de este film fue insólita y su exhibición imposible. La única explicación de su existencia es que fue financiado por un productor mexicano con la presunta intención de estrenarlo en los mercados latinos.
Póker de amantes (Argentina-1969) de Francisco Tarantini, c/Elvira Porcel, Oscar Brizuela, Irene Moreno, Juan Alinghieri. 80’ aprox.