“Filmo películas sobre lo que me tortura, y la mujer actúa como médium” dijo alguna vez Andrzej Zulawski. Aparte de la presencia protagónica de la mujer en sus películas, otra característica de su cine es el exceso. Todo es excesivo, sus argumentos, sus actuaciones, sus travellings y cámaras en mano enloquecidas. Cuando filmó Possession en 1981, Zulawski venía de divorciarse (parece que no en muy buenos términos) de su primera mujer y vomitó aquí todo su odio y su dolor en una de las descripciones más demenciales y violentas que se hayan hecho sobre la separación de una pareja (Sam Neill e Isabelle Adjani, ambos en las mejores interpretaciones de toda su carrera). Lo que sigue es casi indescriptible, aunque la reclusión del personaje interpretado por Adjani en un departamento y su posterior descenso a la locura recuerda a Repulsión (Roman Polanski, 1965), aunque en aquella película la protagonista no materializaba una extraña criatura similar a un gigantesco aparato genital con tentáculos. Censurada y reeditada en todo el mundo, en versiones que oscilan entre los 80’ y los 120’, se exhibe la copia completa de 127’ en 35mm.
Texto de Gustavo Castagna para el ciclo Ciudades
Por los 80 anduvo el mejor cine de Zulawski, el director polaco ajeno a cualquier lugar común. Si la locura fue uno de los ejes de su obra, Possession es su apoteosis temática y estilística, ubicando la acción en un Berlín gris de calles vacías, con el Muro como postal de la prohibición y una historia de separación de pareja donde habrá lugar para la sangre, el dolor, el sexo, las miradas perdidas y los movimientos perturbadores de personajes poseídos por algo intangible. Como le ocurre a la bella Adjani, revolcándose con una cosa viscosa, húmeda y desagradable.
La mujer poseída (Possession, Francia/Alemania-1981) de Andrzej Zulawski, c/ Isabelle Adjani, Sam Neill, Margit Cartensen, Heinz Bennent, Johanna Hofer, Carl Duering. 127’