En 1966, al otro lado del Muro, Alexander Kluge estrenaba Abschied von gestern, en la que una mujer de Alemania oriental cruzaba los controles para probar suerte en la otra Alemania. La crueldad ciñe la vida del personaje; roba una prenda y la juzgan severamente. La excesiva defensa de la propiedad privada por parte de los jueces y otros miembros del sistema judicial es un signo clave elegido por Kluge para sugerir que la libertad (de mercado) de Alemania occidental no es incompatible con la impiedad y la desolación. Ni allá, ni acá, y menos todavía después de que unas décadas antes de esa división la expresión más aciaga de la experiencia humana hubiera surgido en Alemania. Por eso Kluge dice al inicio: “No nos separa del pasado un abismo, sino un cambio de situación”. La misma afirmación, acaso, podría aplicarse para pensar lo que terminó en 1990 y hoy nos parece un guión delirante de un posible film de ciencia (política de) ficción. Texto de Roger Koza.
LA CHICA DE AYER (Abschied von Gestern, República Federal de Alemania-1966) de Alexander Kluge c/ Alexandra Kluge, Günter Mack, Eva Maria Meineke, 88’