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Psicosis
De Alfred Hitchcock

Con todos sus defectos y virtudes, la secuencia de la ducha se convirtió en un emblema de Psicosis, película que dividió las aguas en la historia del cine de suspenso. Sin embargo, la hegemonía de esa escena que aparece demasiado rápido en la película (aquella trasgresión del protagonista muerto antes de tiempo) quizás sirva para velar el verdadero horror, que aparecerá después y que, como todo hecho traumático, está siempre presente aun cuando parezca que ni siquiera se lo puede recordar. La simetría es insobornable: la escena no sucede ya en el motel sino en ese búnker patológico que detenta Norman Bates y quien la protagoniza no es Marion Crane sino su hermana Lila. Al observar de espaldas a la anciana, suelta un apenas audible “¿Señora Bates?”, y ante la falta de respuesta, pone una mano en su hombro y la verdad se da vuelta. La profunda aridez de lo que Lila ve es la contracara inadmisible de esa escena en la ducha aun líquida, aún digerible, pero encarna también una de las peores pesadillas que puede soñar la humanidad: porque ese segundo grito de Lila (un grito seco), el horror que inspira lo que queda de la señora Bates y la proyección en el rostro de su hijo no es otro que el de la inmortalidad: que nada cambie, que todo permanezca, que no haya más que un mismo río. Texto de Juan Pablo Bertazza.

Ahora que ya sabemos varios detalles sobre la bisexualidad de Anthony Perkins, y también vimos la remake mimética de Gus van Sant, nadie puede quedar desinformado de que Psicosis es una gran película queer. Lo es en primer término por la insistencia en el protagonismo femenino, por el poder de esas mujeres de sostener la narración, tanto la ladrona y su hermana como detective improvisada, pero también la madre de Norman Bates, que proyecta su reinado más allá de la muerte por lo que hay un innegable matriarcado que se está urdiendo esta otra trama macabra de Hitchcock, que es un juego cinematográfico de los más sofisticados de la historia del cine. Pero también el personaje de Norman Bates y su doble personalidad que es un montaje en sí mismo, se convirtió en un ícono trans, una estrella del género de terror, un personaje queer con valor de shock que precipitó secuelas, y muchas invitaciones que siguieron ese juego con la identidad de género, un perfecto ejemplo del filo del efecto onírico que es una de las potencialidades del cine. Texto de Diego Trerotola. 

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Ficha técnica

Psicosis (Psycho, EUA-1960) de Alfred Hitchcock, c/Anthony Perkins, Vera Miles, John Gavin, Janet Leigh, Martin Balsam. 109’.