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Fue el primer film de Buñuel en México y, según sus declaraciones, un encargo profesional al servicio de dos estrellas de la música popular: la argentina Libertad Lamarque y el mexicano Jorge Negrete, el Charro Inolvidable. Aunque la hizo muy condicionado por las circunstancias, el director procuró suprimir los desbordes sentimentales del argumento y hasta aprovechó los números musicales para ensayar con la técnica. Es famosa la enigmática escena en que evitó filmar el esperado beso de los protagonistas, desviando la cámara hacia un charco con excrementos que Negrete revuelve con una vara de madera. Cuando le preguntaron si esa era su manera de dejar constancia de que el film le parecía una porquería, Buñuel respondió: “Lo intercalé en la escena de amor para limpiarla de cursilería. Jorge Negrete no protestó. De haberse dado cuenta, Negrete me hubiera pegado un tiro”. Se verá en copia digital.

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