El cine de Narcisa Hirsch está cumpliendo poco más de 50 años, desde sus primeros experimentos con la cámara de Raymundo Gleyzer, hasta sus últimos acercamientos al Cosmos, bajando imágenes de YouTube. Sus películas siempre circularon para un público muy reducido, cinéfilo, escondido en los márgenes.
Hoy, gracias a una beca de la Universidad del Sur de California (USC Digital Library), y su gran laboratorio de imágenes –Digital Repository Lab–, pudimos hacer un escaneo cuadro a cuadro en alta calidad de casi todas sus películas. Muchas de ellas habían quedado olvidadas en algún cajón. Muchas tenían graves problemas en la emulsión fotográfica de imagen y la banda sonora, por lo cual la proyección tuvo siempre muchas limitaciones y, así, quedaban excluidas.
A partir del escaneo, es posible recuperar esos sonidos inaudibles, o esas imágenes subexpuestas en copias artesanales, y tener nuevas películas viejas, o viejas películas nuevas. En este proceso de parcial restauración digital, las manchas, las rayas, están todavía allí, como en la alegoría del tigre, dejando que la película física también cuente su historia. Muchos de los cortos que elegimos para este programa no han sido proyectados en público y otra buena parte no se proyecta hace décadas. Esperamos que aquí comiencen una nueva vida.
Texto de Tomás Rautenstrauch, Filmoteca Narcisa Hirsch.
Organizado junto a:
Cine es lo que ocurre entre fotograma y fotograma, decía Werner Nekes, también es luz en movimiento y reflejada sobre una pared, también es la imagen grande atrapada por el lente, minimalizada, concentrada en 8, 16 o 35 milímetros y vuelta a ampliar, más grande que la realidad, larger than life.
Cine es lo que fluye y se va, lo que no queda, una imagen cada vigésima cuarta parte de un segundo, cine es estar a oscuras con otros en una sala compartiendo el ritual.
Pero, ante todo, está la luminosidad de las imágenes, las imágenes que proyectadas hacen visibles a las otras, las internas, las guardadas, las oscuras y olvidadas, en el haz de luz que recorre el terreno justo para arrancamos de donde estamos sentados y quedar como fundidos con esa luz en una entrega casi pasional.
A veces se llama cine experimental, cine underground o cine independiente, para distinguir su forma anárquica de despojar a la imagen de la historia, de la cuerda que es el argumento con el cual pasamos por los abismos de esa luz reflejada que amenaza desbordar nuestro inconsciente, arrastrarnos hacia lugares peligrosos y temidos.
Hay miedo, miedo a un ritmo y a un tiempo no convencionales, a lo rápido y a lo lento, al tiempo real que nunca es el cinematográfico, del cine comercial, hay asombro y desconfianza de los encuadres corridos de lugar, de los fuera de foco, de lo insinuado, de lo que queda abierto para rellenar, hay miedo a la aceleración y también a la amenaza de que no termine nunca. Quiero decir que el cine sin argumento visible, con otros tiempos, que no son los conocidos, con la descripción de lo cotidiano o de lo poco visto. Lo soñado, ese cine despierta pasiones, grandes amores y grandes rechazos y también el aburrimiento ante imágenes que no tienen eco.
Está claro que la violencia de una escena como los baños de sangre que nos ofrecen todos los días no altera tanto al público como una secuencia de imágenes pacíficas donde por un tiempo más largo que el acostumbrado no pasa aparentemente "nada". En lo primero la violencia es la del "otro", en cambio en lo segundo, es la nuestra. Pero también es nuestra la felicidad ante una imagen que es totalmente la que necesitamos ver, la mente descansa y hay un instante de perfección.
La libertad de trabajar con muy poca plata es la libertad de no tener que vender, es la libertad de trabajar casera y artesanalmente, sin grandes equipos ni escenarios. Ni apremio de tiempo. Se hace un fotograma por día, o por año. Cada uno elige su tiempo y su espacio. Por eso y por todo lo demás, el cine experimental es un arte subversivo, más que el cine documental o político. Más subversivo que un cine intelectual o conceptual. Por eso hay pocos que van y menos aun los que se quedan.
—Texto publicado originalmente en la revista El Amante Cine en septiembre de 1993.
JUEVES 21
19:00 Programa 1 (Duración: 73')
–Rafael agosto 1984 (1984)
–Para Virginia (1984)
–Seguro que Bach cerraba la puerta cuando quería trabajar (1979)
–A Dios (1984)
21:00 Programa 2 (Duración: 86')
–Orfeo y Eurídice (1976)
–Amazona (1984)
–Come out (1974)
–La noche Bengalí (1980)
–Homecoming (1978)
VIERNES 22
20:00 Programa 3 (Duración: 72')
–Aigokeros (1981)
–Pocos son los que conocen el secreto del amor (1976)
–Warnes (1991)
–Retrato de Marta Minujín (1974)
–Pink Freud (1973)
–Taller (1973)
SÁBADO 23
20:00 Programa 1 (Duración: 73')
–Rafael agosto 1984 (1984)
–Para Virginia (1984)
–Seguro que Bach cerraba la puerta cuando quería trabajar (1979)
–A Dios (1984)
DOMINGO 24
20:00 Programa 2 (Duración: 86')
–Orfeo y Eurídice (1976)
–Amazona (1984)
–Come out (1974)
–La noche Bengalí (1980)
–Homecoming (1978)
DOMINGO 1 de octubre
20:00 Programa 3 (Duración: 72')
–Aigokeros (1981)
–Pocos son los que conocen el secreto del amor (1976)
–Warnes (1991)
–Retrato de Marta Minujín (1974)
–Pink Freud (1973)
–Taller (1973)