(…) “Pablo no sólo busca disciplina. También pretende seguir viviendo y, de ser posible y como el título lo indica, un poco de amor. Nada de esto le resulta fácil. Como la novela de Pablo Pérez en que se basa, la película transcurre en 1996, año crucial en la batalla contra el sida, ya que fue en ese momento cuando se empezó a experimentar con la terapia combinada antirretroviral, que a la larga permitiría trocar el pronóstico de muerte segura por uno de enfermedad crónica. Pero eso se sabría más tarde. En el momento de someterse a tratamiento, Pablo no lo sabe. Y desconfía, harto como está de pasar de un médico a otro, de un síntoma a otro, de un tratamiento a otro. Entre ese descreimiento del protagonista y la posibilidad real de curación se instala Un año sin amor, como en una zona difusa en la que un té de hierbas parece tan (o tan poco) efectivo como un cóctel químico, y donde cierta dejadez casi suicida convive con el impulso de vida”. Fragmento de un texto de Horacio Bernades en Página/12, Buenos Aires, 24 de marzo de 2005.
UN AÑO SIN AMOR (Argentina, 2005) de Anahí Berneri, c/Juan Minujín, Mimí Ardú, Carlos Echevarría, Javier Van de Couter, Osmar Núñez, Ricardo Merkin. 95’.