No son tan malos los tres hombres del título, porque, en la mejor tradición de William S. Hart, deponen su villanía en cuanto una muchacha hermosa deposita su confianza en ellos. Es significativo que mientras estos proscriptos se redimen a cada paso (y se erigen en los verdaderos protagonistas del film), el auténtico villano es el representante de la ley y sus sicarios, que son capaces de todas las miserias. Al igual que en la anterior EL CABALLO DE HIERRO, la acción transcurre en el marco de un episodio histórico: la entrega, carrera mediante, de tierra indias a nuevos colonos. Ford equilibra con maestría varias historias individuales con el carácter épico del conjunto y encuentra, con más naturalidad que en EL CABALLO…, el espacio preciso para el humor viril y el apunte sentimental. En el personaje de Tom Santschi se percibe un anticipo de lo que Ford haría años más tarde con John Wayne. Fue el último western que Ford dirigió hasta 1939, cuando volvió de lleno al género con LA DILIGENCIA.
TRES HOMBRES MALOS (3 Bad Men, EUA-1926) de John Ford, c/George O’Brien, Olive Borden, Tom Santschi, J. Farrell MacDonald, Lou Tellegen, Frank Campeau. 93’.