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La vida sentimental de una muchacha es analizada en sucesivos flashbacks en paralelo a una investigación policial que la implica. Así, desde los primeros minutos, se revela que el film combina elementos del policial y del melodrama para llegar a lo que verdaderamente le importa a Astruc, el retrato de la personalidad de su protagonista, que va ganando espesor a medida que se suman los malos encuentros del título. Los textos críticos de Astruc y su mediometraje LA CORTINA CARMESÍ son considerados entre los antecedentes más importantes de la Nouvelle Vague. Este primer largo suyo, menos conocido, también anticipa el tono de buena parte de la renovación por venir y en particular ciertos recursos de Chabrol y Resnais. Pero es interesante además en sí mismo, por el despliegue de recursos formales que el director utiliza: narrativamente es un tour de force lleno de encuadres expresivos, travellings complicados, y transiciones cargadas de sentido. En casi todo momento Astruc concentra el drama en imágenes de una elocuencia digna del mejor cine mudo, con un relato en off que reemplaza a los intertítulos y diálogos que importan menos por lo que dicen que por su -digamos- musicalidad. Y en Anouk Aimée encontró además la fotogenia incomparable de las estrellas de antaño.