Este primer largo de Eisenstein establece el programa de la mayor parte del cine soviético de la década del 20 y es el resultado del riguroso análisis de lo que se filmaba en Estados Unidos y Europa. La clase obrera unida y en conflicto es representada por el director (y su virtuoso cameraman Eduard Tissé) con un torbellino de contrastes, violencia y extremos expresivos. Ya aparece completamente desarrollada la noción de “montaje de atracciones” (“cada momento que el espectador pasa en la sala debe estar colmado con la máxima emoción e intensidad, dentro y entre cada episodio”) y se define un protagonista colectivo en reemplazo del héroe individual. En palabras del director: “Llevamos colectividades y masa en acción a la pantalla, en contraste con el individualismo y el triángulo dramático del cine burgués. (...) Ninguna pantalla había reflejado hasta entonces una imagen de la acción colectiva”. El título basta y sobra como sinopsis argumental. Texto de Fernando Martín Peña.
LA HUELGA (Stachka, URSS-1925) de Sergei M. Eisenstein, c/Maksim Strauch,Grigori Alexandrov, Mikhail Gomorov, I. Ivanov. 90’ aprox.