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Palabras de la directora

En el presente de la narración estamos mi madre, mi hijo Ramón y yo. Parada sobre esta red documental, me propongo contar una historia de ficción. Mi intención es poder capturar algo de Romina en sus dos roles, el de hija y el de madre, en este presente, pero atravesada por todos esos otros que estuvieron antes, en la casa de su madre que tiene algo de museo familiar, atiborrada de objetos de distintas generaciones. Me interesa reflexionar acerca de ciertas situaciones y sensaciones en torno a la maternidad que no se suelen comentar tanto porque pertenecen a un fuero más íntimo o a un tabú, el de que en la maternidad todo debe ser bello y cándido y de bello puede tener bastante, pero de cándido no. Intento hacer foco en la individualidad de esa mujer y los roles que tiene que ocupar: como novia, como hija, como madre. Pienso en la maternidad como una suerte de grial que se pasa de generación en generación, pero para el cual no hay consejo ni antepasado que valga porque siempre se vive como si fuera la primera vez, con la misma brutalidad e ignorancia. El rol de madre se descubre y construye en el día a día. No es algo que venga naturalmente dado junto a la posibilidad de dar a luz. Es algo que de­finitivamente se elige y construye y eso, en mi opinión, lo dota de todo el heroísmo que puede tener, pero no el heroísmo anquilosado de la madre como estandarte sino el de la humildad de quien dice “yo de esto no sé nada pero estoy dispuesta a aprender” .