La primera película de Fellini en solitario cuenta la historia de una pareja provinciana de recién casados que viaja a Roma de luna de miel. El marido llega a la gran ciudad con las típicas ilusiones turísticas y una agenda de compromisos bastante poco romántica, que incluye encuentros con parientes y hasta una visita al Papa. La esposa, en cambio, sueña con conocer al Sheik Blanco, el ídolo popular de las fotonovelas, interpretado por el gran Alberto Sordi. Y aunque logra acercarse al galán, éste resulta un mujeriego egocéntrico y con malos modales, muy alejado del héroe romántico con el que fantasean las lectoras. Fellini narra la desilusión de la pareja y el revés de una figura mediática idealizada, con una mirada tan cariñosa como satírica. Texto de Daniela Kozak.
El sheik (Lo sceicco Bianco, Italia-1952) de Federico Fellini, c/Alberto Sordi, Brunella Bovo, Leopoldo Trieste, Giulietta Masina. 84’.