Salomé pasa todos los veranos en la casa de sus abuelos, en un pequeño pueblo de Trás-os-Montes que parece detenido en el tiempo. Los días transcurren con calma, entre juegos y comidas, hasta que repentinamente muere Avó, su abuela, y muchas cosas que permanecían ocultas empiezan a salir a la luz: rencores, miedos… y espectros.
Primer largometraje de ficción dirigido por una mujer de la historia del cine portugués. Estrenada en agosto de 1946, en Lisboa, integró la competencia oficial del 1° Festival Internacional de Cine de Cannes que se realizó ese mismo año.
El día empieza en un pequeño pueblo rural del norte de Portugal. Sus habitantes se sumergen en sus tareas cotidianas, la cámara los acompaña discretamente y se detiene en las manos y los rostros de las mujeres que llevan adelante trabajos casi invisibles, que parecen a su vez una forma de sabiduría ancestral en peligro de extinción.
Un grupo de excombatientes comparten una tarde juntos, juegan a las cartas y cantan, pero esas imágenes apacibles colisionan contra el material de archivo de las guerras coloniales que estos hombres pelearon en suelo africano, abriendo una ventana a lo que esos rostros y esas voces cargan en su interior.
La imagen resulta casi espectral. Un laberinto de ramas y raíces emerge de las aguas, y allí un grupo de niños aprende a leer y escribir. Las escuelas montadas en el centro de manglares aparecen en Guinea-Bissau para la década del ’70, en un intento por alejar a los niños de las zonas de conflicto durante los largos años de lucha armada y organización guerrillera que precedieron a su independencia.
Un grupo de mujeres armadas defiende y maneja una refinería de combustible clandestina. El mundo que las rodea parece salido de una película de ciencia ficción postapocalíptica pero es, en realidad, el rabioso presente latiendo en la pantalla.
Ana creció en São Miguel, una pequeña isla en medio del Océano Atlántico. La religión y las tradiciones familiares definen su entorno, pero Ana es joven, tiene un espíritu inquieto e intuye que otra vida por fuera de esos mandatos es posible.
La ópera prima de Inês Gil es el retrato de una mujer, pero también es una exploración sobre la autonomía de los cuerpos, la belleza, lo femenino, los mandatos y las consecuencias de elegir vivir a contramano de la norma.
Planteado en un principio como el registro del desarrollo de un taller de cine dictado por Meerapfel, el film se transforma paulatinamente en un testimonio insoslayable del momento en parte porque la dictadura es una sombra recurrente sobre los temas presentados por los alumnos del taller y en parte porque Chiesa, que era parte del equipo técnico, revela haber sido desaparecido.
Máscaras
En los pueblos rurales del norte de Portugal sobreviven todavía una serie de rituales de origen pagano asociados con el solsticio de invierno, caracterizados por sus llamativas máscaras tradicionales. Delgado documenta todo con una lucidez tan plástica como política.
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