La acción transcurre a bordo de un tren que atraviesa un país imaginario de Europa del Este. Las circunstancias de su intriga son bastante imprecisas, como corresponde a todo McGuffin hitchcockiano, y refieren a una compleja operación de espionaje desbaratada por casualidad.
Inés, una fotógrafa profesional, está decidida a terminar su nuevo libro antes de que su hijo nazca. La memoria, los recuerdos y este trabajo fotográfico la llevan, una y otra vez, a un mismo lugar: la casa familiar en el sur de Argentina.
¿Por qué es tan importante ser linda? ¿Por qué me confunden con un hombre? ¿Por qué importa tanto la mirada de los otros? Desde su experiencia personal, Melisa se pregunta acerca de la construcción del género femenino en una cultura que adora las imágenes.
La voz en off de la protagonista, sobre una ominosa queja de Theremin, indica desde el comienzo que el punto de vista de este film será femenino, decisión poco usual en el noir pero muy importante para el tono de este film.
Humphrey Bogart, verdadera leyenda de la historia del cine, encarna a Dix Steele, un famoso guionista de Hollywood que desde hace tiempo no logra escribir un éxito y que de pronto se convierte en el único sospechoso de un crimen.
Un muchacho es involuntario testigo del asesinato a golpes de su padre y, mientras pasa su juventud en diversas instituciones correccionales, planea una elaborada venganza con extremos de violencia física e emocional.
La obra de Wim Wenders siempre tuvo influencias de la cultura norteamericana (y no solo del cine). A principios de los 70, Francis Ford Coppola lo convocó para dirigir esta película, basada en una novela de Joe Gores que proponía una versión ficcional del autor Dashiel Hammett.
Una película bisagra entre el cine de gángsters y el film noir, con escenas crudas de violencia física y algunos papeles secundarios antológicos, como el matón interpretado por William Bendix.
Elia Kazan diagrama una narración en el cruce inquietante entre el claroscuro y la visión pesadillesca del expresionismo y el realismo callejero que la posguerra le adosó al cine negro, con profundidad de campo, filmación en locaciones y tendencia a tomas largas al borde del plano secuencia.
Muchos de los protagonistas del cine negro son héroes de guerra que regresan con alguna herida física, mental o emocional que condiciona su reinserción en la «normalidad social” de la posguerra. Aquí el soldado traumatizado es Robert Taylor, cuyo cerebro confundido no puede reconstruir si fue testigo de un crimen violento o si directamente lo cometió.
La tienda de la calle mayor
Los personajes son campesinos y aldeanos de un pueblito eslovaco, durante la ocupación de 1942, y el tema se integra con sus intereses, ambiciones, prejuicios y cobardías.
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