La vida en las postas de la pampa durante la segunda mitad del siglo XIX (según novela de Guillermo House) fue representada aquí por Lucas Demare con el mismo aliento épico de sus anteriores La guerra gaucha (1942) y Pampa bárbara (1945).
La película es una adaptación de la novela “Calles de Tango”, de Bernardo Verbitzky, y su tema guarda semejanzas con la obra “Los de la mesa 10” de Dragún, así como con la versión cinematográfica que realizó después Simón Feldman: una pareja de jóvenes se enamora pero las diferencias sociales de sus respectivas familias complican esa relación.
Diversos episodios musicales componen este film-revista en el que Del Carril procuró fusionar sus dos grandes pasiones: el cine y el tango.
Un joven poeta al borde del suicidio recibe un obsequio fatal: una piel disecada que es en realidad un talismán capaz de conceder cualquier deseo.
Juan trabaja en una mina de carbón en Río Turbio, en sur de la Argentina. Anna ha sufrido la desaparición de su esposo, la única persona en el país que ella conocía. A su manera, ambos viven aislados de todo y de todos.
La acción transcurre en la provincia del Chaco, en 1929. Un tren avanza cargado de hombres y mujeres que buscan trabajo cosechando algodón en las modestas chacras de colonos inmigrantes.
La trama es muy improbable y mezcla alegremente los inicios marginales del tango, la guerra, dos amores, el periodismo y la amnesia.
Este fue uno de los primeros largometrajes de Zeman, maestro checo del cine de animación y fantasía, y creador de clásicos como Una invención diabólica y El barón de la castaña.
El personaje es histórico y sus crímenes legendarios. Según el historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna, La Quintrala fue “azotadora de esclavos, envenenadora de su padre, opulenta e irresponsable Mesalina, cuyos amantes pasaban del lecho de la lascivia a sótanos de muerte”.
El exorcista
A más de cuarenta años de su estreno, este film sigue siendo sorprendente, en parte porque procede de un estudio major que hoy no se atrevería a hacer nada parecido, en parte por la complejidad esencialmente visual de su narrativa, y en parte porque aborda su tema sin pretender aclararlo.
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