Iniciadora de una de las etapas más interesantes de la carrera de su director, El castillo de la pureza se basa en un hecho real acontecido en los años cincuenta, el mismo que inspiró la novela de Luis Spota La carcajada del gato y la pieza teatral de Sergio Magaña Los motivos del lobo. (…) En El castillo de la pureza, el cerrado universo ripsteiniano se materializa por primera vez gracias a una sobria dirección de actores y a la magnífica construcción escenográfica de Manuel Fontanals, un set que hizo historia por su magnificencia y extrema utilidad en posteriores producciones. La cámara de Ripstein, acostumbrada a elegantes movimientos, se mantiene sobria y eficaz, logrando transmitir la soledad y aislamiento de los personajes en inquietantes planos-secuencia. La influencia de Buñuel y los guiños al cine de la época de oro son evidentes tanto en el tratamiento de la historia –un melodrama sobrio– como en la selección de los actores: Claudio Brook es el solitario Simón del desierto (1965); Rita Macedo es la incondicional Andara de Nazarín (1958) y David Silva interviene en la trama de la misma manera que su inolvidable Roberto del Hierro aparece en la vida de Una familia de tantas (1948). Texto de Maximiliano Maza y Tania Soto en Cien años de cine mexicano.
El castillo de la pureza (México, 1973), de Arturo Ripstein, c/Claudio Brook, Cecilia Leger, Arturo Beristáin, Gladys Bermejo. 110’.