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Palabras de la directora

Además de fotografiar, Diane Arbus escribió en distintos cuadernos personales textos sueltos, fragmentarios. No hay en ellos una cronología pausada, un registro consciente del paso del tiempo, sino anotaciones rápidas de momentos privilegiados, reflexiones y sueños, cosas para no olvidar. Escritura íntima que llega a nosotros traficada en algunos de sus libros, para echarle apenas una mirada furtiva. Aun así, en estos diarios rotos aparece una voz inquietante, que susurra visiones flamígeras. ¿Qué se proponía con ese material? Probablemente nada, solo un testimonio, un subrayado del presente.

Siempre la lectura de un diario íntimo es diferida. Se escribe en el instante con la premura de lo cotidiano, pero para leer después, mucho después, quizás medie la muerte. En el medio opera una transformación misteriosa. Algo parecido a lo que ocurre con la fotografía.

Arbus dice que es un secreto acerca de un secreto. Hay algo que se oculta, que se guarda para luego revelarse. Quizás parte de este tránsito de la oscuridad a la luz, y de la luz a la oscuridad, ocurra en este recorrido.