“Cuando Harker, en El horror de Drácula, es llevado al salón por la vampira para convertirlo en su víctima, hace su horrorosa aparición el conde. Deja fuera de combate a Harker, agrede a su concubina, Harker recupera la conciencia brevemente y mira fuera del encuadre. En ese momento se escucha el grito de la mujer; luego hay un plano de Drácula cargándola inconsciente y abandonando el salón. No sabemos qué le ha hecho. Podemos dilucidarlo, intuirlo y, de acuerdo al grado de perversión que cada uno tenga, imaginar el abuso que el conde ha infligido a su deshonesta compañera. Lo mismo ocurre cuando el conde realiza sus visitas nocturnas a Lucy y Mina, vemos los resultados, su vampirización, pero no el proceso. (…) Obra maestra por donde se la tome, El horror de Drácula es un film tremendamente esquivo, elíptico y amenazador; un rompecabezas donde se requiere la participación del espectador para que él mismo construya en su mente las imágenes que faltan”. Fragmento de un texto de Jaime Córdova.
El horror de Drácula (Horror of Dracula, Gran Bretaña-1958), de Terence Fisher, c/Peter Cushing, Christopher Lee, Michael Gough, Melissa Stribling, Carol Marsh, Olga Dickie, Vickie Gaunt. 82’.