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Gracias a las indagaciones de Marcos Vieytes apareció una copia en buen estado de este film, que en algún momento fue muy raro porque no tuvo estreno comercial en Argentina y porque incluye un par de escenas softcore. Leblanc era increíblemente hermosa, pero, como ha señalado Diego Curubeto, nunca tuvo un Armando Bó que le inventara una mística propia. Hay que decir que Kanaf se esmera bastante y hasta parece tomar prestadas algunas frases y situaciones de Fiebre, aunque nunca se atreve a llegar a los extremos de Bó. La trama es múltiple. Libertad está casada con Francisco de Paula, que hace de director de cine y está filmando una película indescifrable, que alterna mujeres sensuales, ritmos tropicales y malambo. Después hay una intriga romántica, con una carta de amor anónima que seduce a Libertad y la empuja a engañar a su marido en la tenaz búsqueda del autor. Y aún después hay unos crímenes en el estudio de cine, que al parecer son obra del marido de Libertad y se deben a traumas infantiles al estilo, digamos, de Peeping Tom (Michael Powell, 1960). Se puede decir que el final es inesperado, básicamente porque carece de todo sentido. Mención aparte merece "la mano que aprieta", el mecanismo con el cual el asesino estruja a sus víctimas hasta provocarles la muerte. Texto de Fernando Martín Peña.

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