Durante la década del ’50 -y en todas partes del mundo- el cine comenzó a incluir desnudos ocasionales y a tratar temas que hasta entonces se mantenían tabú. Pero al final de la década apareció un tipo de cine que hizo del desnudo (siempre femenino) la única razón de su existencia. En Estados Unidos el pionero fue Russ Meyer con su ópera prima THE INMORAL MR. TEAS (1959), ópera prima de Russ Meyer, rodada sin sonido y en cuatro días pero abundante en chicas sin ropa. Su antecedente directo no era el cine comercial sino el burlesque, los espectáculos de strip-tease y algunos films clandestinos, anónimos y muy populares como LA CALEFACCIÓN. Con el éxito de Meyer el sexploitation llegó a las salas comerciales en forma de largometraje, cuyo contenido importaba poco. En esa zona marginal se inició profesionalmente nada menos que Francis Ford Coppola con dos films hechos casi al mismo tiempo tiempo. El primero en estrenarse fue EL BOTONES…, que colonizó escenas de un film alemán en blanco y negro, picaresco pero sin desnudos (Mit Eva fing die Sünde an, Fritz Umgelter-1958) y le agregó otras en color, en 3-D y con las playgirls del título, incluyendo a la modelo de Playboy June Wilkinson. El resultado es una payasada próxima en tono a las películas de Olmedo y Porcel (tal vez un poco más sutil) en la que nada permite anticipar el talento del director de EL PADRINO, LA CONVERSACIÓN o APOCALYPSE NOW. Texto de Fernando Martín Peña.
EL BOTONES Y LAS CHICAS JUGUETONAS (The Bellboy and the Playgirls, EUA-1962) de Francis Ford Coppola, c/June Wilkinson, Don Kenney, Louise Lawson, Laura Cummings. 93’.