Madreselva cuenta la historia de amor y desamor entre una modesta muchacha de barrio, hija de un titiritero inmigrante, y un famoso actor. La joven finge no amar al mismo hombre que su hermana adora, para que ella sea feliz.
Esta insólita remake argentina del clásico de Lang contiene trabajos memorables de Pinzón y Zubarry, y se permite algunas interesantes variaciones sobre el original, la más audaz de las cuales es transformar al comisario protagonista en un paralelo del asesino, ya que él también está condicionado por la represión sexual y el deseo insatisfecho.
La adaptación (del Saslavsky en colaboración con Carlos Adén, seudónimo de Luis de Elizalde) trasladó con astucia un tema de Leo Perutz a un pueblo del interior argentino, que podría ser cualquiera, y que el director santafesino enriqueció con apuntes de su propia experiencia.
Sobre un guión original del dramaturgo Samuel Eichelbaum, la mujer del título comete un crimen espantoso y se encierra en la casa materna mientras sus perseguidores estrechan su búsqueda en el barrio. En ese confinamiento forzoso, la protagonista se pone al día con otras deudas, en este caso de orden emocional.
Es imposible saber si son doce las mujeres del título. Lo que importa es que son jóvenes, son muchas y son alumnas de un internado para señoritas que dirige enfáticamente Olinda Bozán. El film describe la vida cotidiana de ese grupo en una serie de episodios alternativamente cómicos y emotivos.
En tiempos de guerra, el brillante físico estadounidense Julius Robert Oppenheimer, al frente del Proyecto Manhattan, lidera los ensayos nucleares para construir la bomba atómica para su país.
Agatha (74) y Leónidas (36) mantienen una relación madre-hijo un tanto absorbente. De un día para otro, Agatha despierta en un cuerpo de niña: es ella, pero con siete años de edad.
Agatha (74) y Leónidas (36) mantienen una relación madre-hijo un tanto absorbente: Agatha nunca volvió a enamorarse y Leónidas no se anima a construir una vida fuera de las puertas de la casa familiar.
De un día para otro, Agatha despierta en un cuerpo de niña: es ella, pero con siete años de edad.
Esta es una aproximación a la figura de Fernando Martín Peña, personaje central de la cinefilia argentina, pero es también una película sobre el cine, sobre un movimiento trascendental en su historia, sus espacios y rituales.
Para vestir santos
Martina, una mujer de clase humilde, rompe con su novio porque apostó en las carreras de caballos el dinero que habían ahorrado para casarse. Pero es que además necesitaban con urgencia el dinero para tratar la delicada salud de su padre.
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