Una película de emociones servidas en torno a una mesa, un viaje por los sentimientos en la más universal de todas las luchas: la de ser feliz.
La esquina por la que pasa un colectivo que atraviesa Buenos Aires de pronto puede ser un rincón que queda del otro lado del mundo. Una vieja zona residencial de la ciudad, a pocas cuadras de Barrancas de Belgrano, se transforma en otra cosa.
En una pequeña calle de Bruselas, la rue Bosquet, hay dos edificios gemelos separados por una medianera. De un lado vive Martha Argerich, una de las intérpretes más originales y temperamentales del siglo; del otro, los Tiempo-Lechner, una singular familia de pianistas argentinos.
La historia se propone como una derivación de la famosa saga de los 47 ronin, el grupo de guerreros que pasó años en la clandestinidad hasta vengar a su amo, obligado a suicidarse por una intriga de poderes palaciegos.
Mucho antes de que se hablara de cine independiente en Estados Unidos, tres cineastas diseñaron una cámara portátil de 35mm., hicieron esta película en Brooklyn y Coney Island, lograron difundirla al margen de toda empresa major y obtuvieron una nominación al Oscar.
En un futuro postnuclear, el ejercicio del sexo provoca enfermedades mortales. Sólo unos pocos inmunes pueden practicarlo y son forzados por el gobierno a hacerlo en un circuito de clubes nocturnos, para que puedan ser contemplados por la mayoría inactiva.
La acción transcurre en Hungría hacia 1919, entre la brevísima República de los Consejos y el inicio de la extensa regencia anticomunista de Miklós Horthy. La acción se inicia con el enfrentamiento entre un grupo de soldados y otro de sacerdotes.
La joven Marjorie Morgenstern (radiante Natalie Wood) desdeña todo lo que la vida tiene previsto para una muchacha judía de clase alta y se enamora de un cantante, bailarín y coreógrafo que es encantador (porque lo interpreta Gene Kelly) pero no muy próspero.
Esta es la historia de un amor infantil, casi adolescente, y es tan sencilla que es difícil transmitir su encanto. Lo cierto es que lo tuvo hasta volverse inolvidable para la generación que lo vio en el momento de su estreno y lo tuvo también para quienes llegaron a verlo en sus exhibiciones televisivas.
Si hay un equivalente norteamericano de esa rara mezcla de romanticismo y expresionismo que se dio en el cine alemán de la década del 20, ese es El retrato de Jennie.
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Cómo funcionan casi todas las cosas
Celina es una chica introspectiva y tímida, que vive en un barrio obrero. Está de novia y trabaja en una estación de peaje desértica para mantener a su papá que esta muy enfermo. Pero un domingo al regresar de misa, lo encuentra muerto.
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