El viernes 19 de febrero a las 12:00, abre al público Fuera de serie, primer tándem del nuevo programa Paralelo 1 || 3, proyecto que propone un diálogo entre dos artistas latinoamericanas aunadas en un mismo punto creativo: el trabajo y la redefinición de los límites de la pintura. A través de procedimientos y saberes sobre la pintura, como también la influencia de la cultura urbana, el arte moderno, el diseño y la naturaleza, Leda Catunda (San Pablo,1961) y Alejandra Seeber (Buenos Aires,1968 - radicada en Nueva York), producen obras que absorben todo de su alrededor.
Curada por Francisco Lemus, la exposición reúne imágenes de una belleza extraña que se presenta entre capas de telas, pinceladas y espacios alterados. Atendiendo a este hilo conductor que conecta escenas culturales y tiempos diferentes, la muestra cuenta con obras históricas y recientes, estudios, bocetos y documentos que permiten focalizar sus recorridos iniciados entre las décadas de los años ochenta y noventa en el caso de Catunda y a fines de los años noventa para Seeber.
“El diálogo entre Seeber y Catunda no se limita a dibujar correspondencias literales ni tomar parte en el desarrollo de una conversación sobre sus historias, tradiciones, estilos y repertorios discursivos. Tampoco promete agotar perspectivas compartidas en el desborde de la cultura visual que dispersa y desintegra a la pintura en circuitos virtuales, en un tránsito inmaterial, y la condena al perpetuo pronóstico de su deceso” explica Gabriela Rangel, Directora Artística de Malba.
En palabras del curador: “Las obras de Seeber y Catunda poco han tenido que ver con el registro expresivo de la pintura, y mucho menos con estas miradas estrechas. Su modo es más conceptual, está profundamente arraigado a referencias que no provienen de manera exclusiva de la disciplina. No se han movido de manera confortable en las tradiciones, pero tampoco han transitado por otras comunidades estéticas determinadas”, afirma Lemus.
En el marco de la exposición, además del catálogo editado especialmente para la ocasión, se desarrollará un programa público de charlas, talleres y activaciones para pensar los modelos artísticos y los discursos que fueron cruciales en esta genealogía del arte contemporáneo.
Junto con esta exposición, Malba da inicio a una nueva colección de publicaciones como parte esencial del programa Paralelo 1 || 3. Esta serie de libros incorporan también, desde su formato y los contenidos, las nociones de diálogo e investigación creativa del tándem que anima el programa.
Se trata de una publicación bilingüe español e inglés, que incluye el ensayo curatorial “Fuera de serie” de Francisco Lemus, una entrevista a Alejandra Seeber y Leda Catunda a cargo de Josefina Barcía, coordinadora de exposiciones Malba y el ensayo “Dos diálogos en la pintura”, especialmente comisionado al crítico y poeta norteamericano John Yau, que repasa el “status” de la pintura en la historia del arte, desde su proclamación de muerte por Andy Warhol en los años 60 hasta aquellos que propugnaban su regreso a fines de los año 70 y principios de los 80.
Paralelo 1||3 es un nuevo programa de exhibiciones que unifica dos espacios del museo –la sala 1, ubicada en la planta baja, y la sala 3, en el segundo piso– y las pone a funcionar en diálogo.
En ambas salas se desplegarán simultáneamente exhibiciones de dos artistas, con el fin de promover una conversación entre contextos, generaciones y repertorios discursivos, ofreciendo perspectivas compartidas y zonas de diferencia. De este modo, se busca iluminar las particularidades de sus obras, sugiriendo temas y preocupaciones comunes, intercambios entre sus trayectorias y estéticas, así como reformulaciones tecnológicas, económicas y sociopolíticas más amplias.
Las obras de arte no están desarraigadas: las encontramos en un contexto –las salas del museo– que sirve como marco de interpretación. Por ello, este programa propone ejercicios de descontextualización y movilización para desjerarquizar las categorías que genera el propio museo. Paralelo 1 || 3 incide en la codificación misma de los espacios de Malba, presentando una ordenación alternativa del recorrido por el edificio y de las exposiciones que contiene.
El diseño museográfico desempeña un rol central en el nuevo programa. Por ello, el estudio Adamo-Faiden Arquitectos fue convocado para crear un conjunto de dispositivos especiales para el programa. La intención de esta intervención es romper con la naturalización de los contenidos presentados y de las funciones preestablecidas, resignificando las salas como parte de un relato mayor que cuestiona su supuesta objetividad y nos invita a trazar paralelos entre narraciones visuales fragmentarias, llenas de tensión y poesía.
Leda Catunda forma parte de la llamada “generación 80” de Brasil en la que convergieron jóvenes artistas abocados a la vuelta de la pintura en las principales instituciones de San Pablo y Río de Janeiro. En un contexto de ebullición política y cultural marcado por el final de la dictadura militar, la pintura fue tomada como un modo placentero para volcar la subjetividad y experimentar –sin jerarquías– sobre los materiales y los estilos artísticos. Más allá de estas instancias, en la obra de Catunda se pueden observar operaciones que provienen de la artesanía, el arte pop y el conceptualismo.
Su paso por la carrera de artes en la Fundación Armando Alvares Penteado fue clave ya que tomó contacto con profesores como Regina Silveira y Nelson Leirner, quienes en los años setenta incentivaron la experimentación indisciplinada. De manera temprana, la diversidad de imágenes que hacen al universo visual de Catunda –motivos florales, paisajes, pinturas figurativas y animales, collages sobre telas y soportes domésticos– se presenta en sus propuestas expositivas que fusionan la pintura y la costura extendiendo el plano hacia formas que incitan a ser tocadas.
En los años posteriores, Catunda comenzó a realizar formas volumétricas y seductoras en las que se entrecruzan el neoconcretismo, la cultura popular y el mundo natural. Lenguas, barrigas, gotas, velos, insectos, entre otros, constituyen un sello autoral que al día de hoy se conjuga con imágenes apropiadas de Internet y de consumo masivo con fotografías de su archivo personal.
Desde los inicios de la década noventa, la obra de Alejandra Seeber se ha visto transformada por distintas experiencias estéticas que habilitan la pregunta sobre la pintura más allá de las tradiciones. Fue vital para su formación transitar por atmósferas disímiles y liberadoras en torno a la práctica artística como el taller de la pintora Elsa Soibelman y el programa para artistas jóvenes ideado por Guillermo Kuitca, espacio de clínica que cambió la enseñanza del arte en Buenos Aires.
Seeber conceptualiza la pintura, pero no desde las referencias históricas, tampoco a través de las convenciones, involucra una cultura visual atravesada por su propio recorrido en el rock alternativo, el trabajo en escenografías para obras teatrales y shows musicales, la vida en el underground ubicado en la zona sur de la ciudad y los programas digitales que empezaron a utilizarse en el diseño gráfico y la publicidad como novedad tecnológica del fin del siglo pasado.
Seeber posa su mirada en los interiores domésticos, la arquitectura, la decoración y los fragmentos más triviales, pero ahí encuentra una imagen del mundo que rápidamente hace estallar con manchas, chorreaduras, gestos corporales y partes que se dispersan por todo el cuadro donde la relación con el afuera y la figuración resulta difusa. Entre lo común que subyace en varios artistas argentinos de los años noventa, en especial la alianza con el submundo estético que tiene lugar en lo cotidiano, y los ejercicios plásticos practicados en la soledad del taller, Seeber generó un modo particular de conectarse con la pintura sin salirse de ella.