Lejos del mundanal ruido, Rebella y Stoll concretaron una película definitiva y definitoria: ahí, a 24 cuadros por segundo, había un grupo de jóvenes que tenían ideas de 25 Watts iguales a las de cualquier joven de Latinoamérica. Con un blanco y negro que muchos tacharían de jarmuschiano –al igual que su humor y su clima, comparaciones sólo válidas por falta de referentes más fuertes–, la sana intención de ocultar los esfuerzos y la ausencia de un verdadero presupuesto, lo que brilla aquí es un guión a prueba de balas, cuya certeza radica en el elemento clave que muchos realizadores dejan de lado: los personajes. Sumarle a eso unas imbricadas líneas argumentales que buscan retratar con frescura un estilo de vida, un estado, un momento. Y las calles de Montevideo. Y las calles de tu barrio, quienquiera que seas, dondequiera que vivas.
Texto de Gustavo Castagna para el ciclo Ciudades
La cuestión pasa por llegar bien al domingo. Eso es lo se plantean Leche, Javi y Seba, transparente trío montevideano.. Los directores Rebella y Stoll siguen a sus personajes con placer y sin prisas. Por esas calles barriales surgirán un repartidor, un enajenado mental, un adicto a las drogas. Nada de chicas ya que el trío masculino no tiene suerte en el tema. Emblema del “nuevo cine uruguayo” de hace casi dos décadas, 25 Watts repara estéticamente en los primeros films de Jarmusch y en los slackers de Linklater pero con la atmósfera indiscutible de una ciudad única.
25 watts (Ídem, Uruguay / Argentina-2001), de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, c/Daniel Hendler, Jorge Temponi, Alfonso Tort, Valentín Rivero. 92'.