La reciprocidad es la estructura misma de la percepción. Experimentamos el mundo sensorial solo volviéndonos vulnerables a ese mundo. La percepción sensorial es un entrecruzamiento constante: el terreno entra en nosotros solo en la medida en que dejamos que nos atraviese.
Si el lugar común piensa la frontera como límite (las fronteras geográficas, las fronteras políticas, etc.), las prácticas y relaciones cotidianas entre habitantes de, por ejemplo, dos lugares distintos, reelaboran esa imagen para convertirla en una franja habilitante de tránsitos, intercambios y mezclas.
Cada día que pasa vemos confirmada la impresión de que ya estamos viviendo, y cada vez más, en un mundo disminuido al extremo; pero eso no significa que estemos aquí simplemente para constatar que el mundo ya acabó, está acabando o vaya a acabar. Existen muchos mundos en el mundo.
Tenemos que reconocer que todas las especies vivas tienen características específicas y todas son portadoras de capacidad expresiva y creadora, y no pueden por lo tanto ser homogeneizadas bajo un concepto genérico ni, mucho menos, el de “instinto”.
Pensar los efectos de la imagen se ha vuelto una tarea indispensable en la teoría del arte y, en general, en la de la cultura. Eso es comprensible: la mirada colapsa ante la avalancha de tecno-imágenes disparadas por el sistema hegemónico de la información, la publicidad y el espectáculo.
Biblioteca virtual
El tejido del pensamiento
Textos de Suely Rolnik, Elvira Espejo, Damián Cabrera, Ticio Escobar, David Abram, Déborah Danowski y Eduardo Viveiros de Castro.
Disponible en Malba Diario