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Durante una extraña epidemia, los máximos líderes gobernantes (políticos, economistas, e Iglesia) se juntan en un particular monasterio para decidir un nuevo orden del poder. También allí realizarán los denominados “Ejercicios espirituales”. Segunda adaptación cinematográfica de Petri sobre una novela de Leonardo Sciascia, ya que años atrás había realizado con Volonté, también como protagonista, la película Aún matamos a la antigua (A ciascuno il suo, 1967).

En esta oportunidad, Volonté encarna al presidente M., un personaje patético, temeroso, reprimido social e incluso sexualmente, así y todo, se encuentran en él vestigios de decencia entre tanta corrupción. Sin embargo, M., no deja de ser una persona vanidosa de poder y dinero. Volonté logra su personificación de manera magistral, al igual que el film, lo hace de manera cómica, con ciertos aspectos caricaturescos. Es notable el trabajo físico que realiza: M. camina encorvado, asiente a todo bajando levemente su cabeza como un gesto de inferioridad, pocas veces mira directamente a los ojos de los demás, mantiene el tono de su voz bajo y temeroso, prácticamente no grita, su cabeza y postura corporal siempre en descenso y, particularmente, se encuentra perdido ante toda situación o discusión. La némesis de M. se manifiesta en el cura Don Gaetano, interpretado por el brillante Marcello Mastroianni.

Todo modo es una crítica al ex partido Democracia Cristiana que gobernó durante muchos años Italia, no obstante, esta alegoría con toques fantásticos puede ser trasladada a tiempos presentes. Como todo el cine de Petri, en sus películas no solo tocaba temas políticos, sino que también “hacía política”. Texto de Manuel Pose.

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