Hace cuatro años pasé un verano bajo el encanto de la única ópera de Bartók, y fue a través de una trasfiguración folclórica similar que comencé a desarrollar la fantasía de hacer una película inspirada en su atmósfera musical y política. Bartók viajaba con su fonógrafo por el Este de Europa, pocos años antes del estallido de la primera guerra mundial, recolectando la tradición oral de la música campesina y luego escribiendo sus obras a partir de esos materiales. En ese sentido, Kékszakállu es un homenaje a Bartók y a sus viajes.
Filmamos la primera parte de la película con un grupo muy íntimo de amigos y colegas sin un guion, sin personajes. Sólo con la premisa de Bartók en Punta del Este. Una constelación muy familiar y llena de posibilidades cinematográficas. Punta del Este es también un lugar en el que mucha gente sufre concentrada donde quedan expuestas muchas de las contradicciones del capitalismo. Así fue que muy lentamente empezaron a aparecer las actrices y los motivos de la película, que tiene un encuadre muy distinto al de mis películas anteriores Süden y Papirosen.
Investigando materiales recurrentes pero guardando cierta distancia y observando la relación entre estos personajes y las arquitecturas del placer en las cuales están paradójicamente encerrados. Hay una idea muy hermosa del Barba Azul de Fritz Lang: “Secreto tras la puerta”, que ciertas arquitecturas pueden también conducirlo a uno al homicidio.
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Kékszakállu se proyecta los sábados de enero a las 21:30 en Malba Cine.