El próximo jueves 28 de noviembre Malba inaugura Soplo, primera exposición retrospectiva de Ernesto Neto (1964, Río de Janeiro) en nuestro país, uno de los nombres más destacados de la escultura contemporánea. Curada por Jochen Volz y Valéria Piccoli (director y curadora jefe de la Pinacoteca de São Paulo, donde la exposición se presentó de marzo a julio, 2019), la muestra reúne sesenta piezas producidas desde finales de los años ochenta hasta la actualidad. Obras sobre papel, fotografías y grandes instalaciones inmersivas, que ponen en diálogo el espacio expositivo y el cuerpo del visitante, activando todos sus sentidos.
“Desde el comienzo de su trayectoria, Ernesto Neto viene explorando y expandiendo radicalmente los principios de la escultura. Gravedad y equilibrio, solidez y opacidad, textura, color y luz, simbolismo y abstracción son las bases de su práctica artística, un continuo ejercicio sobre el cuerpo colectivo e individual, sobre el equilibrio y la construcción en comunidad”, observa el curador Jochen Volz.
En la exposición, la trayectoria del artista es presentada a partir de dos aspectos: por un lado, las obras que invocan los sentidos del observador y desafían su cuerpo a que participe e incluso se sumerja en la escultura; por el otro, las obras que solicitan una activación por parte del espectador y apuntan a una noción de cuerpo colectivo, al estimular, de forma lúdica, el contacto y la convivencia.
La dimensión ritual que la práctica del artista viene adquiriendo en los últimos años evidencia el modo en que sus esculturas han creado y explorado dimensiones sociales cada vez más complejas.
En un momento marcado por el descompás entre el ser humano y la naturaleza, Ernesto Neto propone que el arte sea un puente para la reconexión humana con esferas más sutiles. “El artista es una especie de chamán. Él trata con lo subjetivo, lo inexplicable, aquello que sucede entre el cielo y la tierra, con lo invisible. Desde ese lugar, consigue transportar cosas”, concluye Neto.
Herencia neoconcreta
Desde una singular comprensión de la herencia neoconcreta, Neto despliega sus primeras esculturas –elaboradas con materiales como medias de nylon, esferas de corcho blanco, especias y condimentos– en grandes instalaciones inmersivas, que proponen al espectador un espacio de convivencia, pausa y toma de conciencia de la unión entre todos los seres vivos y con el planeta.
Su práctica escultórica nace de la tensión de materiales textiles y técnicas como el croché. Estas grandes estructuras lúdicas acogen acciones y rituales que revelan las preocupaciones actuales del artista: la afirmación del cuerpo como elemento indisociable de la mente y la espiritualidad.
La muestra presenta una obra esencial de la trayectoria del artista: Copulônia (1989), que marca el momento en el que la obra de Neto se fragmenta en multiples elementos que se esparcen en el espacio expositivo. Hechos de medias rellenas de esferas de plomo, esos elementos van obteniendo forma aleatoriamente a medida que caen al piso y a partir de la interacción entre el peso de un material y la levedad del otro. “Es necesario alterar el posicionamiento del cuerpo para observarla y ese desplazamiento para a ser uno de los motores de la producción del artista”, señala Valéria Piccoli.
Su título es un neologismo y hace referencia a la “cópula” (término utilizado por el artista para caracterizar un tipo de elemento, presente en la obra, en el que dos partes se penetran) y a la “colonia” (sección de la obra en la que los elementos se repiten). “Conlleva la idea de población, familia, cuerpo colectivo y convivencia simbiótica”, define el artista.
Para Valéria Piccoli, desde los años noventa las obras de Neto ganaron formato de instalación, creciendo en escala y en una dimensión cada vez más orgánica. “Sus salientes y protuberancias se esparcen como tentáculos por el espacio. La membrana que las reviste se asemeja a piel. Sus estructuras exhalan olores, tienen orificios, texturas, entradas; se adaptan y se moldean al ambiente como cualquier ser vivo; y son frágiles, como lo son los cuerpos.” Efecto visible en la obra Enquanto nada acontece (2008), que se destaca en la triple altura del hall central de Malba.
La exposición reúne también otras obras icónicas como las que contienen especias (clavo, azafrán, urucú), las Naves (arquitecturas de tela en las que el visitante puede entrar) e incluso las estructuras habitables más recientes, confeccionadas en croché. “Las obras de Neto convocan la participación del visitante y activan otros sentidos más allá de la mirada”, comenta Piccoli.
En Malba se presenta la obra Subdivisoes de um Relampago na Terra (2003) incorporada al acervo en 2013 gracias al Comité de Adquisiciones del museo.
Vivir en comunidad
Desde 2013, el artista ha estado conviviendo con los pueblos de la selva, principalmente la comunidad indígena Huni Kuin. La población de esta etnia, con más de 7.500 personas, habita parte del estado de Acre y forma parte de la población indígena más numerosa del estado.
“La convivencia con ellos me ha proporcionado un profundo entendimiento de la espiritualidad, de esta fuerza de continuidad del ‘cuerpo-yo’ y del ‘cuerpo-medioambiente’, y también una base estructural ‘espíritu-filosófica’, además de la comprensión de la cual hay mucho que descubrir como humanidad: ¿quiénes somos? ¿dónde estamos? ¿hacia dónde vamos?”. La idea del planeta como organismo interdependiente impregna buena parte de las obras de Neto.
A lo largo de los últimos treinta años se percibe en la obra de Ernesto Neto un desarrollo franco impulsado por la coherencia de su investigación e incansable experimentación: los principios de la escultura se examinan para ser superados. “Hay un continuum de expansión en su trabajo; de la bolsa de poliamida a la escultura penetrable y la arquitectura elástica, hasta alcanzar nuestra noción de realidad”, sintetiza Volz.
Junto con la exposición, se presenta un catálogo de 160 páginas editado por Pinacoteca. Para la itinerancia en Buenos Aires, Malba diseñó una nueva tapa y produjo la edición bilingüe español e inglés de la edición original.
El libro incluye la reproducción de todas las obras de la exposición y reúne textos de los curadores Jochen Volz y Valéria Piccoli, junto con dos ensayos de las especialistas Clarissa Diniz y Els Lagrou.
Ernesto Neto en conversación con Valeria Piccoli y Jochen Volz
Jueves 28 de noviembre, 19:00
Ver online: https://www.youtube.com/watch?v=g9jiPcIvP6c&t=2s
El permiso para reproducir las imágenes es concedido solamente para publicar junto con notas de prensa, reportajes y críticas de la exposición que se presenta en Malba entre el 29 de noviembre de 2019 y el 16 de febrero de 2020. Solicitar usuario y contraseña para descargar imágenes junto a una explicación del medio donde serán publicadas a sacampos@malba.org.ar.
Artista
Ernesto Neto nació en 1964 en Río de Janeiro, donde vive y trabaja. Entre sus exposiciones individuales recientes destacan: GaiaMotherTree, Zurich Main Station, presentada por la Fondation Beyeler, (Zúrich, Suiza, 2018); Boa, Museum of Contemporary Art Kiasma (Helsinki, Finlandia, 2016); Rui Ni / Voices of the Forest, Kunsten Museum of Modern Art (Aalborg, Dinamarca, 2016); Aru Kuxipa | Sacred Secret, TBA21 (Viena, Austria, 2015); The Body that Carries Me, Guggenheim Bilbao (Bilbao, España, 2014); Haux Haux, Arp Museum Bahnhof Rolandseck (Remagen, Alemania, 2014); Hiper Cultura Locura en el Vértigo del Mundo, Faena Arts Center (Buenos Aires, Argentina, 2012); La Lengua de Ernesto, MARCO (Monterrey, México, 2011) y Antiguo Colegio de San Ildefonso (Ciudad de México, 2012); Dengo, MAM (São Paulo, 2010). También destacan sus participaciones en la Bienales de Venecia (2017, 2003 y 2001), Lyon (2017), Sharjah (2013), Estambul (2011) y São Paulo (2010 y 1998). Su obra está presente en diversas colecciones importantes, entre ellas: Centre Georges Pompidou (París), Inhotim (Brumadinho), Guggenheim (Nueva York), MCA (Chicago), MOCA (Los Ángeles), MoMA (Nueva York), Museo Reina Sofía (Madrid), SFMOMA (San Francisco), Tate (Londres) y TBA21 (Viena).