La ciudad es el escenario privilegiado de la experiencia moderna. Imaginémonos inmersos en la transformación precipitada e incesante que a comienzos del siglo XX se produjo en las crecientes urbes latinoamericanas.
Sus artistas viajaban a Europa y se deslumbraban con París, con Barcelona y, también, con Nueva York. Y, cuando regresaban, volvían a dar cuenta, en sus obras, del impacto que la expansión de sus propias ciudades producía en sus formas de entender la experiencia urbana: San Pablo, Buenos Aires, Montevideo, México, Lima, Santiago de Chile, Bogotá, Río de Janeiro, Lima, Caracas, La Habana, Quito, etc. Ellos idearon lenguajes capaces de capturar el vértigo de la transformación facetando los cuerpos, fragmentando y comprimiendo las experiencias de la vida en el ritmo urbano. Buscaron, en un sentido, convertir los lenguajes en formas de ordenar estos universos fluctuantes. Estructuras ortogonales, molinetes, síntesis simbólicas de lo que concierne al hombre, a la naturaleza, a los sentimientos. En las representaciones de las ciudades se condensaban también representaciones del universo. Enfocaron la cámara sobre la ciudad y construyeron un registro de sus paisajes, del orden de las calles, del habitar específico. Acercaron tanto la lente que hicieron de estos escenarios rutilantes fragmentos imprecisos, ordenados por las líneas ortogonales. Representaciones abstractas. Después de la guerra, los artistas latinoamericanos fueron propulsores de las vanguardias abstractas. Vanguardias simultáneas a aquellas que se gestaban en la Europa devastada y en los Estados Unidos inmersos en el impulso de la posguerra. Era el tiempo de imaginar de nuevo el mundo, y muchos lo hicieron en términos abstractos. Concibieron estos lenguajes y estas formas como un camino para integrar el arte con la vida cotidiana, con la arquitectura y el diseño. En ese contexto turbulento de ideas, crearon revistas, programas, redes latinoamericanas e internacionales. Su abstracción involucró los cuerpos, la imaginación, lo lúdico, la idea de movimiento. Las formas se impregnaron del sudor urbano; los mapas se convirtieron en terreno de invenciones. Al mismo tiempo, enraizaron estos lenguajes poniéndolos en paralelo con aquellos previos a la conquista. Concibieron así una abstracción americana.
Artistas: Rafael Barradas, Lygia Clark, Horacio Coppola, Geraldo de Barros, Emiliano Di Cavalcanti, Gyula Kosice, Diyi Laañ, Jorge Macchi, Hélio Oiticica, Grete Stern y Joaquín Torres García, entre otros.
Colección Malba
Verboamérica
La exhibición, compuesta por 170 obras, es el resultado de un proyecto de investigación de más de dos años, que propone una historia viva de América Latina, expresada en acciones y experiencias.
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