La muestra -que se presentó en la institución brasileña desde el 19 de enero hasta el 16 de marzo- está compuesta por una selección 80 obras, entre pinturas y dibujos, provenientes de colecciones públicas y privadas de Brasil, representativas del cuerpo de producción de la artista desde sus primeros años en São Paulo, sus estadías en París y su posterior actividad al retornar a su país.
Entre 1920 y 1933, Tarsila viaja varias veces a Europa y América Latina, conoce Oriente Medio y la Unión Soviética, y “descubre” Brasil. Esta exposición, según escribe la curadora Regina Teixeira de Barros, “busca profundizar un ángulo específico de la producción de la artista –uno de los tantos prismas posibles-, que se refiere al papel de los viajes en su formación y en el desarrollo de su repertorio visual, y su consiguiente inmersión en un proyecto mayor de investigación sobre las raíces de Brasil”.
Se incluyen aquí las series más importantes de su producción: los dibujos de viajes en su travesía por el interior del Brasil, especialmente por la zona de Minas Gerais y Río de Janeiro; el período antropofágico, y las ilustraciones para Pau Brasil.
Como parte del trabajo en colaboración, Malba prestó para la exposición en la Pinacoteca su obra Abaporu, permitiendo así que por primera vez se exhiban juntas las tres piezas emblemáticas de Tarsila do Amaral: A negra, Antropofagia y Abaporu, donde se visualiza una propuesta de construcción de la tan deseada identidad brasileña.