La muestra presenta una selección de obras realizadas en cera entre 1998 y 2007, que dan cuenta de la producción artística de Giron a lo largo de la última década. Se destacan las instalaciones Ampárame y guíame, Cabezas reducidas y Ósmosis intelectual, además de la gran pieza escultórica Neocriollo, que se exhibe por primera vez en esta oportunidad.
“Desde su técnica y desde su título, esta exposición es concebida por Giron como un anacronismo excéntrico y marginal, casi diríamos un museo de cera”, escribe Buntinx en el texto curatorial, y agrega: “La artista propone una introspección ventral, una regresión hacia lo ancestral y hacia lo Real”.
Nacida y criada en una pequeña localidad de la Patagonia, en una familia de origen europeo, y formada en la Escuela Superior de Artes Visuales de Ginebra (Suiza), la historia personal de Giron es su principal fuente de inspiración.
Para Buntinx, su historia es una trama delicadamente personal de poderosas alegorías regionales que ya no existen más. “De ese enrarecido aire brota la materia sutil que, antes y ahora, Giron respira tras la formalidad impresionante en obras cuya presencia esencial es la ausencia. Con una diferencia imperceptible y dramática: lo que por momentos pareciera configurarse en las piezas actuales es la pérdida incluso de esa identidad hecha de pérdida”.