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Por primera vez Buñuel ensaya un doble registro simultáneo, que es clave para entender su supervivencia en la industria. La trama puede seguirse tal como se presenta, y en ese caso lo aparente es la historia de una familia rígidamente patriarcal que primero se rompe y luego se restaura. Pero también puede entenderse como la sátira de esa apariencia. La clave para lograrlo es la exageración calculada de ciertas zonas más o menos banales pero significativas y la simultánea naturalización de los conflictos más potentes. Y luego están los motivos recurrentes buñuelianos: una tarántula junto a una cruz, un muslo femenino cubierto con clara de huevo, la hipocresía de las conductas formales detonadas por esa mujer subversiva a la que todos (y todas) quieren ponerle la mano encima. Se verá en 35mm.

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