Annemarie Heinrich. Desnudo XXI (Tilda Thamar), 1949.
Fueron las mujeres, en las sucesivas olas del feminismo, quienes pugnaron por otras representaciones sociales. Sin ser ellas mismas necesariamente feministas, las artistas fueron sensibles a las agendas por las que aquéllas combatían. Invirtieron con ironía las relaciones de poder entre mujeres y varones, salieron con las cámaras a fotografiar cuerpos desnudos que las reglas del decoro les aconsejaban no representar. Investigaron la materia informe, indeterminada, como un modo de aproximarse a aquello que, por estar incluso próximo a lo abyecto, produce repulsión. Exploraron la mancha, la forma que se deshace en tejido tensado y que remite a la confrontación y la violencia. Las representaciones dieron lugar a aquellas imágenes que aparecían en los sueños de las mujeres comunes. Exploraron su intimidad, sus contradicciones, sus fantasías. Se aproximaron a los cuerpos desmarcados, de sexualidades otras, de amores distintos, y los representaron en pinturas y fotografías.
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Fragmento del texto de los curadores Andrea Giunta y Agustín Pérez Rubio para el núcleo "Cuerpos, afectos y emancipación" de la muestra Verboamérica, nueva lectura sobre la colección permanente del museo. Abogando por una representación más equitativa de género, la nueva curaduría exhibe un número considerablemente mayor de artistas mujeres, duplicando el número en relación a la última exhibición de la colección y alcanzando un 35% del total. Algunos de las artistas que se incorporaron son: Annemarie Heinrich, Mónica Mayer, Marisol y Liliana Maresca.