Kati Horna. Sin título (Remedios Varo en su estudio pintando “La despedida”), ca. 1957-58 [Detalle].
Remedios Varo escribe con caligrafía clara. Las cinco cartas manuscritas enviadas por vía aérea a México transparentan el trazado de las palabras en el reverso; algunas fueron escritas con tinta, otras con lápiz, en todas leemos parcelas repetidas de un sofoco. Desde el hotel Jardín de Maracay donde se hospeda, la pintora surrealista comunica en estas misivas a su amiga, la fotógrafa Kati Horna, algunas de las dificultades que vive durante su experiencia venezolana que durará poco menos de dos años.
Remedios Varo, que nace en 1908 en Anglès, Gerona, España, viaja el 19 de diciembre de 1947 junto al piloto Jean Nicolle de México a Venezuela, con destino a Maracay. Forma parte de una expedición científica francesa organizada por el Instituto Francés de América Latina. En la capital del estado Aragua están su hermano Rodrigo Varo, que trabaja como médico epidemiólogo, y la madre de ambos. No se han visto desde 1937, fecha en que la pintora abandona su país natal huyendo de la Guerra Civil.
A los pocos días de su llegada a Maracay escribe a Kati y José Horna con una desilusión que, con leves variaciones, se mantendrá a lo largo de esta breve correspondencia.
“Mis queridos Kati y José,
No os he escrito antes porque me sentía demasiado deprimida, pero no consigo remontar mi moral aunque escriba una carta meláncolica prefiero hacerlo para que no veais que no pienso en vosotros. Estoy muy desilusionada y arrepentida de haber venido, el encuentro con mi familia ha sido una tremenda decepción porque esta gente me son tan extranjeros y lejanos que no atino a comprender que sean de mi familia, son personas además tan egoístas que no espero de ellos ninguna ayuda material, ayuda moral menos todavía” [sic].
Apenas llega, Remedios Varo comenzará a vivir en un extrañamiento y una soledad que la acompañarán durante toda su permanencia en la ciudad castrense venezolana. La decepción que sufrió en el reencuentro familiar seguramente cubrió de sombras su ánimo, sin embargo, otras nubes oscurecerán el cielo tropical. ¿Cómo obviar el momento histórico y político que vive el país a la llegada de la pintora a Maracay?
Después de 27 años de férrea dictadura que termina en 1935 con la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, los generales Eleazar López Contreras primero, y posteriormente Isaías Medina Angarita, asumen la Presidencia de Venezuela. En 1945, un grupo de militares y civiles participa en el golpe de Estado que derrocará a Medina Angarita; a partir de ese momento se instaurará la llamada Junta Revolucionaria de Gobierno, formada por 5 civiles y 2 militares. La Junta, presidida por Rómulo Betancourt, estuvo en el poder desde el 10 de octubre de 1945 hasta el 15 de febrero de 1948. En esos años se dieron los primeros pasos hacia una institucionalidad democrática con el llamado a elecciones libres; se estableció el derecho al voto para las mujeres, también para los mayores de 18 años, campesinos y analfabetos. Uno de los proyectos de la Junta fue moralizar la administración pública, corrompida por el nepotismo con que gobernó el general Gómez, quien no sólo propició el incremento de su patrimonio personal y el de sus allegados con la riqueza que ingresaba al país gracias a los negocios petroleros, sino que también hizo de la corrupción uno de los modus operandi de la gestión política.
En las elecciones democráticas promovidas por la Junta de Gobierno y realizadas el 14 de diciembre de 1947, resulta electo como presidente el novelista Rómulo Gallegos. Quizá es necesario recordar que apenas cinco días después Remedios Varo viaja a Venezuela. El escritor dura sólo diez meses en la Presidencia. El 24 de noviembre de 1948 un golpe militar de las Fuerzas Armadas Nacionales lo derroca. En los primeros meses de 1949 la pintora regresa a México.
¿Y qué decir de la ciudad a la que llega la artista? Maracay no sólo es una localidad provinciana y conservadora, es también el lugar donde tienen su sede las Fuerzas Armadas y la Aviación Militar de Venezuela. Fue allí donde estableció su residencia el dictador Juan Vicente Gómez. La ciudad se embelleció bajo sus comisiones y fue Carlos Raúl Villanueva, el arquitecto de la modernidad venezolana, quien proyectó la plaza Bolívar y el Hotel Jardín donde se hospedó la artista. La fachada de este célebre alojamiento mira hacia la plaza. Pero no hay ninguna palabra en las cartas de Remedios Varo que haga alusión a su vida en la ciudad, aunque asegura que “siempre estoy con tantas cosas que hacer”. Su silencio sorprende.
Y bien, fue a esa ciudad, a ese hotel, al que llegó Remedios Varo un día de finales de diciembre de 1947. Llevo días pensando en cómo podía sentirse dentro de esa realidad que seguramente enturbiaba el aire. Octavio Paz escribió: “Remedios no inventa, recuerda”. Ella, justamente ella que había abandonado su país debido a la Guerra Civil para posteriormente huir también de Francia ante la llegada del Ejército nazi, en Venezuela hace silencio. En sus cartas no hay una palabra que haga referencia a la cambiante realidad política del país. No dice nada. Sin embargo, una artista de tan fina imaginación y sensibilidad no podía dejar de reconocer las imágenes que regresaban a su memoria. “Remedios Varo recuerda. Las imágenes se agolpan en su mente, no puede anularlas, sobrevienen, la invaden”. Son palabras de Victoria Cirlot.
La artista menciona a Caracas en una de sus cartas para explicar que está a tres horas de Maracay; no la nombra de nuevo. Silencio. La modernidad se estaba imponiendo en la capital venezolana con tanta determinación que es difícil no recordar que entre 1948 y 1950 estuvo en pleno apogeo el Taller Libre de Arte, principal centro de discusión y de exposiciones de arte de vanguardia. Carlos Cruz Diez, Alejandro Otero, Mateo Manaure, Jacobo Borges, Mario Abreu, Oswaldo Vigas fueron algunos de sus integrantes. No sabemos si Remedios Varo supo o se interesó por conocer lo que artísticamente estaba sucediendo en el país. Durante su estadía en Venezuela, ella parece haber vivido en un mundo cerrado que poco la motivaba a alzar la mirada hacia su entorno.
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Este texto es un fragmento del ensayo publicado por Malba Literatura como parte del proyecto Remedios Varo: fuga epistolar. El ensayo completo puede descargarse en PDF, junto al dossier de cartas de Remdedios Varo, aquí.
Una exposición antológica de Remedios Varo, figura central del surrealismo y del arte fantástico latinoamericano y referente ineludible de la escena mexicana de mediados del siglo XX.
Dossier de lectura
Remedios Varo
Fuga epistolar
Esta correspondencia permite conocer redes de colaboración artística y funciona como crónica y documento de una época.
Correspondencia entre Remedios Varo y Kati Horna