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La hermosa ama de casa Laraine Day tiene un amante y está por abandonar a su esposo. El amante, sin embargo, no opina igual y va a verla para desengañarla. Lo que sigue es una verdadera pesadilla para la pobre mujer y para el espectador, obligado a sufrir con ella por ese milagro que es la identificación con el punto de vista del personaje protagónico. Toda la acción, a la que se van sumando personajes y humillaciones diversas, se concentra en un único ámbito: la casa de la protagonista y sus inmediatos alrededores. En menos de setenta minutos la historia pasa por todas las etapas posibles, eludiendo siempre, incluso al final, el riesgo de lo predecible. Como la producción fue totalmente independiente, el film pudo permitirse justificar la infidelidad de la protagonista evitando así la habitual moralina hipócrita que Hollywood solía reservar para estos casos. La contrapartida de esa independencia es que tuvo (y tiene) poquísima difusión y hoy en día no lo conoce prácticamente nadie.