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No todos los hombres respetados merecen respeto y no todos los villanos  lo son realmente, dice la narración al comienzo y al final de este film tremendo, que describe sin piedad la caída en desgracia del joven samurai Heisaburo Kuritomi. Esa caída sucede por una alucinante sucesión de injusticias que dejan perplejo al protagonista: “¿Es que nadie puede ver al hombre que soy?”, se pregunta una y otra vez, “¿Es que no hay justicia en este mundo?” La respuesta es, por desgracia, no positiva. Este film será una sorpresa para el aficionado al cine de samurais porque todos los elementos del apogeo sonoro del género están planteados aquí, incluyendo las muy desiguales y extensas batallas que un guerrero puede sostener contra ejércitos enteros. El director Futagawa, extraordinariamente prolífico en la década del 20, conduce la acción con mano maestra, inventando todos los recursos formales necesarios para que el espectador se involucre en el hiperkinético drama del protagonista hasta la batalla final, momento en que la cámara se eleva y retrocede en un larguísimo travelling para acompañar la coreográfica masacre que protagoniza el conjunto. Para reproducir las condiciones en que los films mudos eran vistos en su momento en Japón, esta edición del film contiene el relato de una narradora o benshi, que amplía la lectura de los intertítulos con información adicional y la reconstrucción de diálogos. Todo ello está subtitulado en castellano, por suerte.