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El guionista Jean-Claude Carrière, que fue coautor de casi todos los films de Étaix, lo definía con toda justicia como un “hombre de múltiples talentos”. Fue clown, ilusionista, actor, director, dibujante y se destacó en todas esas disciplinas a fuerza de compromiso, rigor e integridad artística. Trabajó en sus comienzos para Jacques Tati (es suyo el legendario afiche de MI TÍO) pero logró la proeza de crear un personaje de características propias, independiente de la enorme influencia del señor Hulot. Durante la década del 60 dirigió y protagonizó una breve pero extraordinaria serie de obras maestras, cortas y largas, en las que además dejó plasmada una visión del mundo. Como si eso fuera poco, fue actor de maestros como Bresson, Oshima, Fellini o Kaurismaki, organizó una escuela de circo de prolongada influencia y recorrió el mundo con sus películas cuando pudo recuperarlas y restaurarlas. Su primer corto fue LA RUPTURA, título que al principio alude a una situación de orden sentimental pero en pocos minutos se transforma en un verdadero sistema.