Literatura
Programación
2015

Presentación
Rodolfo Wilcock: El eterno ausente

Participan: Luis Chitarroni y Ernesto Montequin
Miércoles 10 de junio a las 19:00. Auditorio

El escritor y editor Luis Chitarroni y el traductor Ernesto Montequin dialogarán sobre el escritor argentino residente en Italia Rodolfo Wilcock, explorando el impacto de su producción como autor y traductor en Argentina, con motivo de la reedición de su libro El caos.​

Organizado con Bestia Equilátera.

Entrada libre y gratuita.

Rodolfo Wilcock 

Nació en Buenos Aires en 1919. Se recibió de ingeniero civil en 1943. Vivió un tiempo en Mendoza trabajando en la construcción del ferrocarril trasandino, pero abandonó su profesión para dedicarse a la literatura. A partir de 1957 se estableció en Italia, donde permaneció hasta su muerte, veintiún años después. Este lapso le dejó escribir una obra narrativa admirable, que se agrega a una carrera poética y brillante pero inadvertida en la Argentina. Incursionó en todos los géneros literarios: poesía, relatos, novelas, teatro. También se desempeñó como traductor. De su obra narrativa, se destacan El estereoscopio de los solitariosEl ingenieroLa sinagoga de los iconoclastasHechos inquietantes Los dos indios alegres.

El tipo de narración que Wilcock ensaya en El caos, el libro que inicia la serie (publicado la primera vez en italiano por la editorial Bompiani en 1960), es de una audacia genérica asombrosa, pero no se parece a la de los que vendrán luego. El poeta de lirismo extremo y dicción impecable, clásico y revisionista, pero también directo y lacónico, incorpora luego a su repertorio unos relatos que parecen provenir de las biografías infames que Borges pregonaba en Crítica, pero que acaso estén vinculadas de manera menos epigonal con las Vidas imaginarias de Marcel Schwob. Cuando murió en 1978, Wilcock había convocado ya la curiosidad o provocado la admiración de la intelligentsia italiana (Pasolini, Calvino, Ruggero Guarini), pero nada había podido hacer con la local, provista siempre, incluso en los casos en que debería suspenderla, de un solícito grado de suspicacia.  

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