Es muy apropiado que Los labios, un film donde es esencial la empatía y la necesidad de acercarse a los demás, empiece con el acercamiento entre dos realizadores muy distintos, que sintonizaron lo más interesante de sus respectivas poéticas para resolver de la mejor forma posible el tratamiento de uno de los grandes tabúes del Nuevo Cine Argentino: la expresión de la realidad social. Los labios no es un manifiesto político pero tiene su misma elocuencia en algunas decisiones precisas. La retórica del funcionario municipal, por ejemplo, que en cada intervención combina con enervante placidez la impotencia y la pretensión, la delegación de sus propias responsabilidades en jefes abstractos, la naturalización de transacciones espurias. No hace falta ninguna otra información, ninguna ubicación declamativa para entender exactamente dónde están las protagonistas, tres asistentas sociales que llegan para hacer su trabajo y cuya perspectiva será la nuestra. Y después viene la poesía. Los despojos de un hospital abandonado sirven a los realizadores en distintas escenas para evocar -sin decir una palabra- los espectros de un pasado más humano. Las huellas desmanteladas de una concepción más humana de la comunidad. ¿Qué hacer ahora, cuando todo aquello parece perdido? Lo más disruptivo de Los labios es que no se queda en la observación, en la invitación a comprender un problema, sino que trasciende esas posiciones e incluye un llamado a la acción. En uno de los finales más auténticamente emocionantes del cine reciente, cuya potencia ha sido cuidadosamente construida para precipitar en el momento exacto, Los labios actúa -de nuevo- fundiendo los límites de una manera que no puede ser sino amorosa. Todos estamos en el mismo barro y nadie se salva solo. Texto de Fernando Martín Peña.
domingo 15 de diciembre de 2024 a las 20:00
Los labios (2010) de Santiago Loza e Iván Fund, c/ Victoria Raposo, Eva Bianco, Raúl Lange, Adela Sánchez. 100’.