Como el Hollywood clásico que Aristarain ama, La ley de la frontera sabe ser superficial y profunda al mismo tiempo, cosa muy difícil. En apariencia es una de aventuras con mucho humor y en eso podría parecerse a varios otros films, pero enseguida aparecen las señales de que en realidad es otra cosa: un sargento cuenta acciones atroces con orgullo, un cura acaricia apenas de más un rostro, un rosario vuela por el aire. A cada paso los tres protagonistas se saltean todas las barreras del orden establecido y viven circunstancialmente juntos una aventura que Aristarain filma como hay que filmar la aventura: en función del movimiento, en función del paisaje, en función de la trama. Todo está pensado con un sentido. Si un antagonista demuestra coraje en medio de una lluvia de balas, es por algo, porque algo se va a hacer con ese dato. Hay puro placer cinético en cada plano de persecución y cabalgata pero también hay un propósito, un norte, que termina por justificar plenamente la detallada introducción del film. ¿Por qué se empieza una historia de aventuras con el mismísimo nacimiento de sus protagonistas? Porque son las circunstancias (profundas) de esos nacimientos y no la aventura (superficial) lo que los determinan. En un epílogo en tres partes que es uno de los más hermosos y terribles de toda la historia del cine, Aristarain no sólo se permite una muy consciente versión libre del final de Casablanca sino que pone a los burgueses en su lugar y a los otros, a los distintos, les regala el mundo. Texto de Fernando M. Peña.
Saturday 28 de December de 2024 a las 22:00
La ley de la frontera (1995-Argentina) de Adolfo Aristarain c/Federico Luppi, Aitana Sánchez-Gijón, Achero Mañas, Pere Ponce, Tony Zenet, Tito Valverde, Agustín González. 117'.