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Se propone ser una nudie, un subgénero de la sexploitation que proponía el nudismo y escenas de sexo simulado como eje de su relato y que en Argentina no tuvo realmente exponentes visibles. (…) El erotismo en la película se construye a partir de personajes voyeurs, recurrentes en la sexploitation, pero la particularidad de Póker de amantes es que es una mujer la que ejerce la parafilia de obtener placer sexual a través de espiar. Históricamente, en el cine, las mujeres son objeto de la mirada de los hombres: unos años después la ensayista Laura Mulvey publicará su texto Placer visual y cine narrativo (1975) donde analizará que “el cine ofrece una multiplicidad de placeres posibles. Uno de ellos es la escopofilia. Existen circunstancias en las que el mismo acto de mirar constituye una fuente de placer, igual que, a la inversa, puede producir placer ser observado.” Uno de los principales objetivos del texto de Mulvey será establecer que el cine construye a la mujer como imagen y al hombre como portador de la mirada: “En un mundo ordenado por el desequilibrio sexual, el placer de mirar se ha escindido entre activo/masculino y pasivo/femenino. La mirada determinante del varón proyecta su fantasía sobre la figura femenina, a la que talla a su medida y conveniencia.” En el interior de la trama de Póker de amantes se transgrede esta construcción histórica porque es una mujer quien es la principal voyeur, un rol que las mujeres, reducidas a por lo general a meros objetos de la mirada, difícilmente encuentren en el cine. Texto de Diego Trerotola.

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