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Ya desde el afiche, un gesto ineludible de desplazamiento: hablar de Mujer pasional es, irremediablemente, evocar a Vienna (Joan Crawford). La presencia del expistolero que intitula este film es eclipsada por la fuerza intempestiva de aquella dueña de un salón en las afueras del pueblo. “Mantén la ruleta girando… me gusta oírla girar”, ordena Vienna al croupier, ubicando así al espectador en la misma mezcla de obediencia y embeleso. Y como si no alcanzara con el atractivo que produce quien va contra el propio sexo, tal como escribía Sontag, la mirada azul de Vienna que de tan vibrante parece imposible —pero TruColor volvió realidad— hace de Mujer pasional un western rotundamente camp.  Texto de Milena Rivas.

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